Nuevo estudio identifica cinco formas en que los microplásticos dañan el cerebro y podrían agravar enfermedades como el Alzhéimer
9 de diciembre de 2025
Investigadores de Australia y Estados Unidos han descubierto que los microplásticos pueden afectar directamente la salud del cerebro a través de cinco mecanismos celulares que podrían acelerar la progresión de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer o el Párkinson.
La presencia de estas partículas microscópicas en el cuerpo humano ya no es una preocupación hipotética: están presentes en el aire, el agua, los alimentos y hasta en el polvo doméstico.
Según el estudio publicado en Molecular and Cellular Biochemistry, la exposición diaria a microplásticos podría alterar funciones cerebrales clave y aumentar el riesgo de inflamación crónica y daño neuronal.
Cinco formas en que los microplásticos afectan al cerebro
Los científicos identificaron cinco mecanismos principales por los que los microplásticos podrían dañar las neuronas:
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Inflamación cerebral constante: Las células inmunitarias del cerebro, como la microglía, se activan al detectar microplásticos, generando inflamación prolongada que deteriora el tejido nervioso.
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Estrés oxidativo y debilitamiento de defensas: Estas partículas aumentan la producción de radicales libres y reducen la capacidad antioxidante, haciendo que las neuronas sean más vulnerables.
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Debilitamiento de la barrera hematoencefálica: La barrera que protege al cerebro de sustancias dañinas se vuelve más permeable, permitiendo la entrada de agentes inflamatorios.
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Reducción de energía celular: Las mitocondrias pierden eficiencia, disminuyendo la producción de ATP y afectando la comunicación entre neuronas.
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Deterioro directo de las neuronas: La combinación de inflamación, estrés oxidativo y falta de energía provoca alteraciones en la estructura y función neuronal.
Estos procesos no actúan de forma aislada; se potencian entre sí, aumentando el riesgo de daño acumulativo en el cerebro.
Implicaciones para enfermedades neurodegenerativas
El estudio señala que los microplásticos podrían favorecer la acumulación de proteínas relacionadas con el Alzhéimer y el Párkinson, como la beta-amiloide, tau y α-sinucleína. Los investigadores advierten que, aunque aún no se puede establecer una relación causal directa, estos hallazgos sugieren que la exposición crónica a microplásticos podría acelerar el deterioro en cerebros vulnerables.
Qué se puede hacer para reducir la exposición
Reducir la ingesta y contacto con microplásticos es posible con medidas sencillas:
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Evitar envases y utensilios de plástico.
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Elegir tejidos naturales frente a sintéticos.
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Disminuir el consumo de alimentos ultraprocesados.
La colaboración entre la University of Technology Sydney y Auburn University continúa investigando cómo los microplásticos ingresan al organismo y cómo afectan distintos órganos antes de llegar al cerebro. Los hallazgos podrían orientar futuras políticas públicas sobre envases, textiles y gestión de residuos.
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