Marzo de 2025: Un respiro lluvioso para el campo español
El mes de marzo de 2025 quedará marcado en la memoria del sector agrario español como un periodo de intensas precipitaciones tras un invierno de sequía prolongada. Durante semanas, diversas borrascas trajeron consigo un respiro hídrico necesario, aunque también dejaron a su paso inundaciones, daños en cultivos y retrasos en las labores agrarias.
Un mes bajo el agua
Durante 23 días consecutivos, la Península Ibérica estuvo bajo la influencia de un encadenamiento de borrascas atlánticas que provocaron lluvias intensas y generalizadas. Aunque el episodio hídrico finalizó con una semana de precipitaciones más débiles, las consecuencias del temporal fueron notorias en diversas regiones.
Las borrascas ‘Jana’, ‘Konrad’, ‘Laurence’ y ‘Martinho’ protagonizaron este ciclo lluvioso. ‘Jana’ inició el periodo de inestabilidad, seguida por ‘Konrad’, que mantuvo el temporal. ‘Laurence’ golpeó con especial intensidad el centro y sur de España, mientras que ‘Martinho’ aumentó el riesgo de crecidas de ríos y desbordamientos, agravado por el deshielo en zonas de alta montaña.
Embalses en sus niveles más altos del año
Las abundantes lluvias provocaron un incremento en la capacidad de los embalses, esenciales para el consumo humano, la agricultura y la ganadería. En total, los recursos hídricos se situaron en el 57% de su capacidad, superando en 10 puntos los niveles del año pasado y alcanzando valores por encima de la media de la última década para marzo.
- La cuenca del Tajo alcanzó un 66% de su capacidad.
- La cuenca Mediterránea Andaluza experimentó una subida de 8,4 puntos, duplicando los valores de 2024.
- Sin embargo, la cuenca del Segura sigue en una situación preocupante con solo un 22% de su capacidad.
Impacto en los cultivos
El efecto de las lluvias en la agricultura varió según la zona:
Beneficios en cultivos de secano y pastos
- En Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón, Galicia y Madrid, los cultivos de secano como cereales, viñedos y olivares mejoraron su desarrollo gracias a la humedad del suelo.
- Los pastos se vieron favorecidos, ofreciendo un respiro a la ganadería extensiva tras un invierno seco.
Retrasos y daños en siembras
- En Cantabria y Zamora, las siembras de primavera sufrieron retrasos y se prevé un aumento de hongos en los cultivos de otoño por la excesiva humedad.
- En Madrid, Segovia y Guadalajara, las crecidas de ríos provocaron inundaciones en parcelas y daños en infraestructuras agrícolas.
- En Palencia y Salamanca, la aplicación de fertilizantes y fitosanitarios tuvo que retrasarse, aunque sin afectar gravemente la producción.
- En Granada, la mejora de los embalses y la nieve acumulada en Sierra Nevada auguran una buena campaña de riego.
- En Extremadura, el exceso de agua podría retrasar la siembra del girasol y afectar las labores de barbecho.
- En La Rioja, la siembra de cebada tuvo que realizarse en febrero debido a las lluvias de principios de año.
Ganadería: entre la abundancia y la adversidad
El sector ganadero se benefició del aumento de pastos naturales para el ovino, caprino y vacuno de carne, reduciendo los costes en piensos. Sin embargo, las inundaciones dificultaron el acceso a explotaciones, provocando aislamientos de ganado en zonas anegadas.
Llamada a una mejor gestión del agua
Desde Asaja se ha pedido una mejor gestión de los desembalses y la limpieza de cauces fluviales para prevenir inundaciones innecesarias. Agricultores de Segovia, Guadalajara y Madrid han denunciado la falta de previsión de las confederaciones hidrográficas del Duero y del Tajo.
Por su parte, en Cantabria, las organizaciones agrarias propusieron flexibilizar los ecorregímenes y ampliar los plazos de la Política Agraria Común (PAC), aunque ambas medidas fueron rechazadas.
Un respiro tras la sequía, pero con retos pendientes
Las lluvias de marzo de 2025 han sido en general positivas, contribuyendo a la recuperación hídrica del país y mejorando la situación de muchos cultivos. No obstante, han puesto de manifiesto la necesidad de una gestión eficiente del agua y una mejor preparación ante fenómenos meteorológicos extremos.
El campo español encara los próximos meses con la esperanza de una campaña agraria más estable, pero con la responsabilidad de mejorar sus estrategias de adaptación climática para garantizar una producción sostenible y eficiente.