El lobo ibérico, una de las especies más emblemáticas de la fauna española, sigue ganando terreno en el centro peninsular.
El lobo ibérico consolida su presencia en Castilla-La Mancha con cuatro manadas en Guadalajara
El nuevo censo nacional de lobos en España, publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), confirma que actualmente existen 333 manadas repartidas por diferentes comunidades autónomas, lo que representa un crecimiento del 12% respecto al recuento anterior de 2014.

Este avance en la población de lobos se traduce en 36 manadas más que en la última década, aunque los expertos advierten que todavía se está lejos de alcanzar las 500 manadas necesarias para garantizar la viabilidad genética de la especie a largo plazo.
Castilla-La Mancha: cuatro manadas en el norte de Guadalajara
En Castilla-La Mancha, el lobo ha logrado mantener su presencia con cuatro manadas localizadas en el norte de la provincia de Guadalajara, en plena Sierra Norte. De estas, dos son consideradas manadas exclusivas de la región, mientras que las otras dos comparten territorio con Segovia y Madrid.
Aunque el Gobierno de España califica estas manadas como “estables”, investigadores como Ángel M. Sánchez, de la Universidad de Alcalá y presidente de la Sociedad Científica para el Estudio y Conservación de los Grandes Depredadores (DIRUS), sostienen que aún se encuentran en una fase de asentamiento. Según Sánchez, la elevada mortalidad de cachorros, que puede llegar al 50% cada año, junto a la presión de la caza furtiva y los accidentes, impide que los lobos se establezcan de forma definitiva en la zona.
Una especie clave para los ecosistemas, aún en estado desfavorable
Pese al aumento poblacional, el Ministerio para la Transición Ecológica recalca que la especie sigue en un estado de conservación desfavorable. Según los datos oficiales, se estima que en España habitan entre 1.600 y 1.700 ejemplares de lobo ibérico, una cifra que sigue por debajo del umbral de seguridad genética.
A nivel legal, esta situación implica que no se deberían autorizar controles letales en ninguna parte del territorio, conforme a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Sin embargo, en comunidades como Cantabria o Asturias, los gobiernos autonómicos han dado luz verde a la caza de ejemplares, pese a las advertencias legales.
Guadalajara, un territorio clave para la expansión del lobo
La provincia de Guadalajara se ha convertido en un espacio clave para la recuperación del lobo en el centro peninsular. Con la presencia de estas cuatro manadas, la región forma parte de las áreas consideradas como zonas de expansión de la especie, junto con comunidades como Madrid, La Rioja, País Vasco y Extremadura.
Precisamente en Extremadura, el censo confirma por primera vez en décadas la existencia de una manada reproductora, un hito que refleja la capacidad de recolonización del lobo en antiguos territorios de los que había desaparecido.
Ayudas para la convivencia entre ganaderos y lobos
La presencia del lobo sigue generando tensiones en zonas rurales donde la ganadería extensiva es una de las principales actividades económicas. Para facilitar la convivencia, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha puesto en marcha un paquete de ayudas dotado con 151.000 euros destinados a 47 ganaderos de Guadalajara.
Estas subvenciones, cofinanciadas con fondos europeos, buscan minimizar los daños al ganado mediante la instalación de vallados protectores, la adquisición de perros mastines y pastores eléctricos. Desde 2017, la Junta ha invertido más de 318.000 euros en este tipo de medidas de prevención de ataques.
La viceconsejera de Política Agraria Común (PAC), Gracia Canales, ha subrayado que estas iniciativas buscan reforzar la prevención y fomentar la coexistencia sostenible entre la fauna salvaje y la actividad ganadera.
“El compromiso de la Junta de Castilla-La Mancha es firme: ayudar a los ganaderos y garantizar la conservación de una especie esencial para los ecosistemas naturales“, destacó Canales.
El lobo: una especie rodeada de estigmas
A pesar de su importancia ecológica, el lobo ibérico continúa siendo objeto de estigmatización social, especialmente en zonas donde históricamente se le ha culpado de daños al ganado. El biólogo Ángel M. Sánchez lamenta que el lobo siga siendo visto como una amenaza, cuando en realidad su papel es crucial para el control de poblaciones de ungulados como jabalíes o corzos, contribuyendo así a mantener el equilibrio natural.
En este sentido, iniciativas como el DIRUSFest, el Festival del Lobo celebrado en Cantalojas en octubre pasado, buscan cambiar la percepción social de la especie y promover una visión más respetuosa con la biodiversidad.
Un futuro incierto: conservación, conflictos y esperanza
El censo nacional, elaborado entre 2021 y 2024 con la metodología de la Estrategia Nacional para la Conservación y Gestión del Lobo, permite actualizar los informes que España remite a la Comisión Europea sobre el estado de la especie. Los datos reflejan una estabilización en las zonas tradicionales del lobo —Galicia, Asturias y Castilla y León— y una expansión moderada en los límites de su distribución histórica.

No obstante, el futuro del lobo ibérico sigue siendo incierto. La especie necesita recuperar espacio en antiguos territorios para lograr las 500 manadas recomendadas por la comunidad científica. En este desafío, el equilibrio entre protección legal, medidas de prevención y diálogo social será fundamental para garantizar que este emblemático depredador continúe formando parte de los paisajes naturales de la Península Ibérica.
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