Años de obras y todo arruinado: ¿Quién paga por la incompetencia y los contratos precarios?
Cientos de edificios algunos con varios siglos sobre sus tejados no sufren ningún daño por el paso de DANA en Molina de Aragón, pero curiosamente el “Edificio Nuevo” con un coste superior a 22 millones de euros, está sin fecha de inauguración anunciada, por los daños ocasionados por la tormenta.
Un parador que llevaba más de quince años en construcción, arrasado por una tormenta en cuestión de horas. Lo que debía ser un símbolo de crecimiento y estabilidad para Molina de Aragón, se ha convertido en un monumento a la ineficacia y la mala gestión.
Un mes ha pasado desde la devastadora inundación, y el silencio que rodea la apertura del parador es ensordecedor. Pero lo más grave de todo no es la infraestructura destrozada, sino el futuro incierto de los trabajadores que, tras aprobar unas oposiciones, esperaban comenzar una nueva etapa en sus vidas.
¿Dónde están las respuestas? Aquellas personas que, con esfuerzo y sacrificio, lograron pasar un proceso selectivo para trabajar en el parador, hoy se encuentran en un limbo. Sin información, sin certezas y, lo que es peor, sin perspectivas claras de cuándo podrán empezar a ejercer sus funciones. Después de superar un proceso tan exigente como una oposición, ¿cómo es posible que ahora se les deje en el abandono? ¿Acaso no tienen derecho a una respuesta clara y contundente? ¿Quién se responsabiliza por este atropello?
El silencio de las instituciones es alarmante. Ni el ministro, ni la presidenta de Paradores, ni siquiera los sindicatos –CSIF, UGT, CCOO– han salido a dar explicaciones. Al principio, cuando el proyecto parecía avanzar, todos eran serviciales, ofreciendo apoyo y garantías a los opositores/trabajadores. Ahora, sin embargo, se han desentendido completamente. ¿Qué está pasando con estos sindicatos que, en teoría, deberían defender los intereses de estos trabajadores? ¿Han decidido mirar para otro lado ahora que las cosas se han complicado?
Y mientras tanto, los verdaderos afectados –los trabajadores– permanecen en la oscuridad. Tras años de esfuerzo para conseguir un puesto fijo y de calidad en la administración pública, ahora se ven obligados a esperar sin saber si sus puestos se mantendrán, si serán reasignados o, lo que es aún más preocupante, si habrá algún tipo de expediente de regulación de empleo (ERE o ERTE) que afecte su situación. ¿Es esta la forma en la que se trata a quienes han cumplido con todos los requisitos y trámites legales?
Por no hablar de los tipos de contrato que se ofrecen, muchos de ellos fijos-discontinuos o a media jornada, dejando claro que no todos los trabajadores gozan de la estabilidad que se esperaba de un proyecto de esta magnitud. ¿Es esto lo que la administración pública considera prosperidad? Prometieron empleos estables, pero en su lugar, ofrecen contratos precarios que no garantizan ni continuidad laboral ni seguridad económica. Este es el tipo de “futuro” que se les brinda a aquellos que se esforzaron por conseguir un puesto, demostrando que el discurso de prosperidad parece estar muy lejos de la realidad y por supuesto a una comarca despoblada, el corazón de la España Vacía.
El consistorio de Molina de Aragón ¿realmente está tomando medidas efectivas o simplemente están intentando ganar tiempo con promesas vacías? ¿Qué soluciones concretas están sobre la mesa? ¿O el futuro del parador se ha convertido en un tema del que todos prefieren alejarse? El silencio es abismal.
Este no es solo un problema local. La gestión del parador inundado pone en evidencia una falta de planificación y coordinación a nivel nacional. ¿Cómo es posible que, después de más de quince años de construcción, nadie previera los riesgos de una tormenta? ¿Se realizaron los estudios necesarios? Y si es así, ¿por qué no se implementaron las medidas para evitar una catástrofe de este tipo? ¿Quién es responsable de una obra que, después de tanto tiempo y dinero invertido, queda destruida antes de abrir sus puertas?
Y recuerden, no es por meter el dedo en la llaga, pero es dinero de TODOS. Por ello, es de necesidad, saber con trasparencia, el informe que ha realizado ¿el seguro? Después de los daños ocasionados. Saber de cuanto han sido las perdidas, cual ha sido el problema y un largo etcétera. Aunque como decía el filósofo y escritor austriaco Ludwig Wittgenstein, “de lo que no podemos hablar debemos guardar silencio”.
Día 2 de septiembre Paradores publicaba en su web: Los técnicos de Paradores, junto a los técnicos de Turespaña y de Tragsa, analizarán el alcance de los desperfectos y revisarán en profundidad todas las instalaciones del establecimiento, lo que permitirá hacer una estimación más precisa del alcance e impacto de los daños que ha provocado el fuerte temporal en las instalaciones. Pasado el mes de esta noticia estamos cerrados y sin fecha de inauguración.
El verdadero drama aquí no es solo el edificio inundado, sino las personas que esperaban con ilusión el inicio de una nueva etapa laboral. Ellos no son responsables de la mala gestión ni de las decisiones erróneas que se tomaron durante la construcción. Y sin embargo, son los más afectados. ¿Hasta cuándo seguirán esperando una respuesta? ¿Qué soluciones concretas están dispuestas a ofrecer las instituciones para que estos trabajadores puedan, al fin, comenzar su carrera en el parador?
Porque, al final del día, la gran pregunta es: ¿quién se hará cargo de los sueños y esperanzas de quienes han cumplido con su parte?
¿Cuándo será la inauguración del Parador de Molina de Aragón?
Planteo cuestiones tan básicas como estas, que preocupan a todos los que sentimos Molina de Aragón y su comarca, y que necesitamos respuestas, no silencios. Preguntas evidentes que necesitan respuestas de los responsables que vienen hacerse fotos días de sol, como el día famoso de la entrega de llaves, vuestras fotos en las entregas de obras y vuestros cargos públicos os hacen responsables y vosotros debéis exigir tener toda la información para trasladarnos la seguridad que de nuestros deseos de ver un Parador referente sea ya una realidad y aclararnos con transparencia estas peguntas que nos hacemos en la región.
¿Qué impacto tendrá el retraso en la apertura del parador sobre el empleo local? ¿Cuántos empleos directos e indirectos dependen de la operación del parador y cómo se está gestionando el retraso? ¿Cuál es el coste estimado mensual de mantener el parador cerrado?¿Cuáles son los gastos fijos, como mantenimiento, seguridad o personal, que deben asumirse a pesar de no estar en funcionamiento? ¿Hay pérdidas de oportunidades por no generar ingresos en la apertura del Parador?¿Cuánto estima la administración que se está perdiendo por la falta de operación en épocas clave para el turismo?
¿Existe una aseguradora? En caso afirmativo, ¿cuál es? ¿La aseguradora ya ha realizado una evaluación de los daños? ¿En qué etapa se encuentra la reclamación? ¿A cuánto ascienden los daños?
¿El edificio cuenta con un seguro que cubra los daños causados por eventos climáticos como la tormenta? ¿Qué tipo de cobertura tiene el seguro del “Edificio Nuevo” y hasta qué punto cubre los daños causados por la DANA? ¿La constructora ofrece alguna garantía sobre los daños del edificio?
¿Están estos daños cubiertos por la garantía de la constructora? En caso afirmativo, ¿quién es responsable de realizar y pagar las reparaciones? ¿Se ha evaluado si hubo algún defecto en la construcción o en el diseño que pudiera haber contribuido a los daños? Si es así, ¿quién asumirá los costes de reparación?
¿Existen cláusulas específicas en el contrato con la constructora relacionadas con la responsabilidad por daños antes de la inauguración? Si la inauguración se ha retrasado por culpa de la tormenta, ¿se activa algún tipo de compensación o garantía adicional por parte de la constructora?
¿El seguro incluye cobertura por la demora en la inauguración y las pérdidas asociadas a esta? ¿Se ha contemplado alguna compensación económica por el retraso debido a los daños causados por la tormenta?