La tarde en el coso de Las Cruces prometía emociones desde el inicio, pero terminó siendo un reflejo de lo incierto que puede ser el toreo. A pesar de los esfuerzos de los toreros y algunos momentos de calidad, la corrida estuvo marcada por la falta de un triunfo rotundo que encendiera al público.
Alejandro Talavante: destellos sin redondear
Alejandro Talavante fue el encargado de abrir la tarde con un toro bien presentado de José Vázquez, al que recibió con unas verónicas correctas pero sin la profundidad necesaria para impactar en los tendidos. El toro comenzó con movilidad, pero una desafortunada voltereta lo dejó mermado, afectando el desarrollo de la faena. Talavante intentó un quite por chicuelinas, aunque sin mayor brillo, y no consiguió conectar con el público.
En la muleta, Talavante dejó ver algunos detalles de su calidad, pero el toro, cada vez más parado, impidió que pudiera llevar la faena al nivel deseado. La falta de transmisión del astado y las dificultades para hilvanar tandas largas limitaron la actuación del extremeño. El espadazo fue certero, pero no alcanzó a compensar una faena que quedó a medias.
En su segundo toro, Talavante tuvo un inicio prometedor, con verónicas de mayor empaque y un quite por cajoneras que despertó algo de interés en los tendidos. Sin embargo, en la faena de muleta, las complicaciones del astado volvieron a aparecer. Talavante intentó series por ambos pitones, destacando algo más por el derecho, pero sin llegar a romper del todo. De nuevo, el toro no ofreció las condiciones necesarias para el lucimiento pleno, y aunque Talavante mostró su capacidad para resolver, la faena terminó sin trascender. A pesar de otro buen espadazo, no logró calar en el público como hubiera querido.
Juan Ortega: calidad sin consagración
El primer toro de Juan Ortega fue un animal de José Vázquez que, desde el inicio, mostró dificultades. Tras un discreto saludo capotero, el toro se comportó de manera incierta en el tercio de varas, yendo de caballo a caballo sin fijarse. A pesar de ello, Ortega sacó a relucir su toreo templado y clásico en la muleta, especialmente por el pitón derecho, donde consiguió ligar algunas tandas con mucho empaque.
Sin embargo, la falta de continuidad y la complejidad del astado impidieron que la faena terminara de cuajar. Ortega, siempre elegante, dejó detalles de calidad, pero el toro no acompañó lo suficiente como para que la faena tomara vuelo. Por el pitón izquierdo, la faena perdió algo de fuerza, aunque Ortega mostró destellos de su toreo pausado. Cerró con un espadazo en todo lo alto, que le valió el reconocimiento del público, pero no fue suficiente para aspirar a la puerta grande.
En su segundo toro, Ortega estuvo más asentado y decidido. Recibió al astado con unas verónicas muy templadas, toreando despacio y con una pureza que enamoró al público. En la muleta, comenzó con los pies juntos, pegado a las tablas, y llevó al toro con mucha torería por ambos pitones. Por el derecho, Ortega logró las tandas más profundas de la tarde, sacando lo mejor del animal y levantando “olés” en los tendidos.
Cuando se cambió a la mano izquierda, el toro respondió con menos claridad, y aunque Ortega siguió toreando con elegancia, la faena perdió algo de intensidad. Aun así, cerró con unas ajustadas manoletinas que encendieron al público, mientras la música sonaba de fondo. Fue, sin duda, la actuación más destacada de la tarde, pero no alcanzó para materializar el triunfo en forma de puerta grande.
Pablo Aguado: elegancia sin eco
Pablo Aguado, quien sustituyó a Morante de la Puebla, tuvo una tarde difícil en el coso de Las Cruces. En su primer toro, un ejemplar del Puerto de San Lorenzo, el saludo capotero fue accidentado, con el toro quitándole el capote en varias ocasiones, lo que no permitió a Aguado brillar de inicio.
En la muleta, Aguado mostró detalles de su toreo elegante y clásico, pero el toro no permitió mayor lucimiento. A pesar de que intentó imponerse y dejó algún que otro desplante torero, la faena no terminó de enganchar con el público. Las tandas fueron correctas, pero carecieron de la profundidad y la continuidad necesarias para impactar en los tendidos. Aguado, siempre elegante en su manera de torear, no pudo redondear su actuación en este primer turno.
En el último toro de la tarde, Aguado salió con la intención de cambiar el rumbo de su tarde, pero el público ya estaba frío después de una corrida deslucida en términos generales. Aunque mostró ganas y dejó algunos momentos estéticos, la faena no terminó de levantar. Aguado ligó tandas por ambos pitones, pero faltó esa chispa que emociona al público. A pesar de su esfuerzo y torería, su actuación se quedó corta para lo que se esperaba, y el cierre de la tarde dejó a los aficionados con la sensación de que pudo haber sido más.
La corrida en el coso de Las Cruces dejó algunos momentos de calidad y torería, especialmente en la actuación de Juan Ortega, pero en general fue una tarde marcada por la falta de triunfos contundentes. Alejandro Talavante y Pablo Aguado, aunque mostraron algunos destellos, no lograron consolidar faenas que emocionaran al público. La tarde se cerró sin grandes éxitos, con los tendidos fríos y una sensación de que, aunque hubo esfuerzo, faltó el remate final para que la corrida fuera memorable.
Por Álvaro Gonzalez