En las entrañas del Parque Natural Alto Tajo, un buque insignia del patrimonio natural de la provincia de Guadalajara, se despliega una trama de negligencia y dejadez por parte de las autoridades que clama por atención. Las toneladas de ceniza acumuladas tras el cierre de la planta de biomasa de Corduente se han convertido en un grito silenciado que contamina las aguas subterráneas y el río Gallo, a escasos metros de este oasis natural.
La Asociación Stop Biogás Alto Tajo, en su intento por salvaguardar este tesoro natural, ha denunciado de manera enérgica la indiferencia tanto de la antigua empresa responsable, Islonias SL, como del Ayuntamiento de Corduente y la Consejería de Desarrollo Sostenible. El llamado a retirar las peligrosas cenizas cae en oídos sordos, mientras la contaminación avanza sin cesar.
Las palabras resonantes advierten sobre la proximidad del río Gallo, cuyas aguas podrían alcalinizarse, y sobre las filtraciones en el subsuelo que amenazan con extender la contaminación a nuevas dimensiones. La urgencia de la situación debería sacudir las conciencias y mover a la acción, pero, lamentablemente, un manto de silencio parece envolver a las autoridades responsables.
El cierre de la planta de biomasa en enero de 2023, justificado por los recortes del Gobierno central, ha dejado tras de sí no solo toneladas de ceniza, sino también un rastro de despidos y desinformación. La desvinculación de cuatro trabajadores, incluidos dos concejales del Ayuntamiento de Corduente, y el del propio alcalde, quien continuaba en la empresa, plantea interrogantes sobre las relaciones entre la administración local y la antigua empresa. ¿Son los intereses políticos y laborales los que guían las decisiones, o se prioriza la salud del entorno natural?
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La propuesta de construir una planta de biogás en el mismo lugar solo añade una nueva capa de incertidumbre. La Asociación Stop Biogás Alto Tajo señala un “posicionamiento interesado” por parte de algunos miembros del equipo de gobierno municipal de Corduente, quienes, al haber sido empleados de Islonias SL, parecen abrazar con entusiasmo la nueva propuesta. ¿Se trata de una solución genuina o simplemente de un intento de desviar la atención de la crisis ambiental que enfrenta Corduente?
El clamor por respuestas es ensordecedor, pero las autoridades parecen haber optado por el silencio. La falta de transparencia y la aparente indiferencia hacia la preservación de un patrimonio natural de valor incalculable plantean interrogantes sobre la eficacia y la ética de la administración pública en la provincia de Guadalajara.
En lugar de encarar el problema de frente, las autoridades han optado por un preocupante mutismo, permitiendo que la problemática ambiental se expanda. La crisis en Corduente no solo es un llamado de atención para los habitantes locales, sino también un recordatorio de la responsabilidad colectiva de proteger nuestros recursos naturales. Las autoridades deben abandonar el silencio cómplice y actuar de inmediato para remediar la situación y evitar consecuencias irreversibles para el entorno natural. El pueblo de Corduente y comarca de Molina de Aragón merece más que el eco vacío de palabras no dichas y acciones no tomadas.
Además de esto, en el oscuro tejido de la despoblación que estrangula a Corduente, surge la propuesta de una planta de biogás como una supuesta panacea. Sin embargo, detrás de esta aparente solución, se esconde una cortina de engaño y un silencio cómplice por parte de los ayuntamientos que levanta serias sospechas sobre sus verdaderos intereses.
La instalación de una planta de biogás se presenta como un bálsamo para la despoblación, una luz tenue al final del túnel. Pero, ¿es realmente la respuesta que Corduente y la comarca de Molina de Aragón necesita o simplemente un disfraz para encubrir agendas ocultas? La realidad sugiere lo último.
La desesperación de combatir la despoblación no justifica la implementación apresurada de soluciones que, en lugar de sanar, pueden herir aún más. Las plantas de biogás, en muchos casos, no son el remedio milagroso que se nos quiere hacer creer. Su viabilidad y sostenibilidad a largo plazo son cuestionables, y su impacto en la calidad de vida y el entorno local puede ser perjudicial.
La premisa de salvar a Corduente de la despoblación mediante la instalación de una planta de biogás parece más un espejismo que una estrategia genuina. ¿Cómo puede una industria que ha contribuido al deterioro ambiental y al desplazamiento de comunidades ser la salvación de una población que ya enfrenta suficientes desafíos?
El silencio de los ayuntamientos respecto a este tema plantea interrogantes más amplios. ¿Acaso hay intereses ocultos que motivan este mutismo? La falta de transparencia sugiere que algo se está cocinando en las sombras, y la población merece conocer la verdad detrás de este proyecto. Es posible que los ayuntamientos estén más interesados en asegurar ciertos beneficios económicos que en abordar de manera efectiva la despoblación. Las conexiones políticas y empresariales podrían estar tejiendo una red de complicidades que pone en riesgo la integridad del pueblo de Corduente. En lugar de abordar los problemas estructurales que causan la despoblación, los ayuntamientos parecen optar por soluciones de corto plazo que benefician a unos pocos a expensas de la mayoría. Este enfoque irresponsable no solo socava la confianza pública, sino que también perpetúa un ciclo de desinformación y descontento.
La verdadera lucha contra la despoblación requiere un compromiso genuino con el bienestar de la comunidad, no la implementación apresurada de proyectos dudosos. La transparencia y la participación ciudadana son esenciales para construir soluciones sostenibles y auténticas. Desde un punto de vista económico, la dependencia de subvenciones puede hacer que estos proyectos no sean financieramente sostenibles a largo plazo, lo que lleva al cierre de la instalación y la pérdida de empleos asociados. Esto, lejos de ayudar a fijar la población, puede contribuir a la incertidumbre laboral y al éxodo continuo de habitantes hacia áreas más prósperas. Corduente y toda la comarca merece más que promesas vacías y proyectos que podrían resultar ser más perjudiciales que beneficiosos. La verdad debe salir a la luz, y los intereses oscuros deben ser expuestos para que la población pueda tomar decisiones informadas sobre el futuro de su hogar.
Es fundamental abordar la despoblación desde una perspectiva más integral, buscando soluciones que vayan más allá de proyectos temporales y subvenciones limitadas. Iniciativas que fomenten el desarrollo sostenible, la diversificación económica, el acceso a servicios esenciales y la mejora de la calidad de vida son esenciales para abordar de manera efectiva el problema de la España vaciada y crear condiciones que incentiven el asentamiento poblacional a largo plazo.
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