Ofrecen por 50 euros al mes la farmacia de un pueblo de Guadalajara y no encuentran interesados: “Hace mucha falta”
En el corazón de La Alcarria, el pequeño municipio de Salmerón, en la provincia de Guadalajara, lanza un llamamiento urgente. El pueblo necesita recuperar uno de sus servicios más esenciales: su farmacia, cerrada desde hace más de tres años. A pesar de que se ofrece por un precio simbólico —solo 50 euros al mes de alquiler— y de que el local está completamente equipado, el Ayuntamiento no ha conseguido despertar el interés de ningún farmacéutico.
“Hace mucha falta”, repite con preocupación el alcalde, Óscar Balcones.
Un servicio esencial perdido en un municipio envejecido
Con apenas 150 habitantes, la mayoría de edad avanzada y muchos con movilidad reducida, la ausencia de una farmacia en Salmerón ha tenido un impacto muy negativo en la vida cotidiana del pueblo. Desde que el anterior titular se jubiló por motivos de salud, los vecinos han tenido que depender de un botiquín autorizado por Sanidad, que atiende solo media hora a la semana, los miércoles de 15:00 a 15:30. “Eso se queda muy corto”, lamenta el alcalde.
“El cierre ha afectado mucho”, reconoce Balcones.
“El 80% de nuestros vecinos son mayores, y muchos no tienen medios para desplazarse a otros municipios como Valdeolivas o Alcocer para recoger sus medicamentos”.
Esta situación ha convertido el acceso a fármacos en una odisea semanal para muchos residentes, algo difícil de sostener en el tiempo.
Una oportunidad real: licencia activa, local reformado y precio simbólico
La licencia de la farmacia sigue activa, pero el reloj corre en contra. Si no se encuentra un nuevo titular antes de que finalice el año, la licencia regresará al Colegio de Farmacéuticos, y la reapertura será mucho más difícil. La actual normativa no permite conceder nuevas licencias a municipios con menos de 500 habitantes, como es el caso de Salmerón. Por eso, la única opción viable es traspasar la licencia existente.
El propietario actual ofrece condiciones excepcionales. El traspaso se sitúa en torno a los 20.000 euros, y el alquiler del local, recientemente reformado y con 70 metros cuadrados, cuesta únicamente 50 euros al mes. El espacio incluye mostrador, estanterías, laboratorio, baño, despacho y mobiliario completo, todo listo para empezar a trabajar de inmediato.
“Es un local amplio, luminoso y en muy buen estado”, asegura Balcones, que recalca la facilidad de entrada para quien esté dispuesto a hacerse cargo.
Más que un negocio: una farmacia con valor social
Desde el Ayuntamiento se insiste en que esto no es solo una oportunidad profesional, sino una cuestión de justicia social y de supervivencia para el pueblo.
“Una farmacia es un servicio fundamental, sobre todo en un entorno rural como el nuestro”, defiende el alcalde. “Reabrirla beneficiaría no solo a los vecinos de Salmerón, sino también a personas de pueblos cercanos, incluso de la provincia de Cuenca, que también carecen de servicios sanitarios cercanos”.
La realidad de Salmerón es la de muchos otros pueblos de la España rural: la población envejece, los servicios desaparecen, y con ellos, el arraigo. En los últimos 25 años, el municipio ha perdido casi un centenar de habitantes. El cierre de la farmacia fue un golpe más para una comunidad que lucha por mantenerse viva.
“Queremos poner todas las facilidades posibles”, dice el alcalde. “El precio es simbólico porque lo importante no es lo económico, sino el servicio. Nos hace mucha falta”.
Llamamiento a farmacéuticos rurales: “Que se animen”
El Consistorio hace un llamamiento directo a farmacéuticos jóvenes o profesionales que valoren emprender en el medio rural.
“Que se animen. Este no es solo un negocio: es una forma de mejorar la vida de mucha gente y de formar parte de una comunidad que lo va a agradecer cada día”, explica Balcones.
El Ayuntamiento está dispuesto a colaborar en lo que sea necesario, incluso a negociar las condiciones del alquiler o facilitar vivienda si fuera preciso.
Mientras tanto, los vecinos de Salmerón siguen esperando. Muchos de ellos hacen malabares para conseguir sus medicamentos cada semana. Otros, directamente, dependen de familiares o amigos para desplazarse. La reapertura de la farmacia no resolverá todos los problemas del pueblo, pero sí devolverá una parte fundamental de su dignidad y su bienestar.
Porque ofrecen por 50 euros al mes la farmacia de un pueblo de Guadalajara y no encuentran interesados, pero lo que está realmente en juego es mucho más que un local: es la salud, la autonomía y el futuro de una comarca.








