Con tres cuartos largos de entrada en los tendidos y una agradable temperatura pese a las nubes, El Casar abrió su esperada feria de novilladas, una de las más destacadas del panorama nacional. En el cartel: el rejoneador Roberto Armendáriz y los novilleros Félix San Román y Pedro Luis Pérez, que se midieron a reses bien presentadas de Hermanos González y Valle Blanco.
El encargado de abrir la tarde fue Roberto Armendáriz, que se las vio con un novillo serio de Hermanos González, con buen fondo. El navarro lo saludó con dos rejones de castigo que templaron al animal y marcaron el ritmo de una lidia que fue ganando en intensidad. Con las banderillas mostró oficio y elegancia, destacando en la ejecución de las cortas, que fueron muy celebradas por el público. El rejón de muerte, algo trasero, obligó a Armendáriz a descabellar. A pesar de ello, su labor fue reconocida con fuerza en los tendidos, y paseó la primera oreja del festejo.

El segundo de la tarde fue devuelto por falta de condiciones, y tras correrse turno, Pedro Luis Pérez lidió al cuarto de la lista, también de Hermanos González. El joven sorprendió desde el inicio con una larga cambiada de rodillas que encendió a la plaza. Siguió con un saludo capotero lleno de empaque y cadencia. Ya con la muleta, construyó series por el derecho que conectaron con los tendidos gracias al temple y a su expresión artística. La espada cayó en buen sitio y el novillo rodó sin puntilla. Hubo petición, pero insuficiente, y todo quedó en una ovación con división de opiniones. Silencio tras aviso.

Félix San Román se enfrentó al tercero, un novillo áspero desde el inicio que recibió un castigo excesivo en varas. Ya con la franela, el animal no ofreció opciones y San Román optó por abreviar con acierto. Estocada efectiva y silencio tras su labor.
El cuarto del festejo fue un novillo de Valle Blanco, bien hecho pero de comportamiento desigual. Pedro Luis lo intentó con entrega, destacando en la lidia de capa y en los pasajes de muleta por ambos pitones, aunque sin lograr la conexión deseada con el público. Faena de detalles que no terminó de despegar. Silencio tras aviso.

El cierre de plaza fue lo mejor de la jornada. Se lidió un ejemplar de Hermanos González, bravo y con clase, al que Félix San Román saludó con verónicas de gran temple. Antes de iniciar la faena, brindó el novillo a Carla Otero, presente en el callejón, en un gesto cargado de simbolismo y emoción, pues el festejo se celebraba en su homenaje. Con la muleta, San Román firmó la faena más sólida de la tarde, con tandas ligadas por ambos pitones, profundidad en el trazo y una gran comunión con los tendidos. La música acompañó su obra, que remató con una estocada perfecta. El novillo cayó sin puntilla y el público, entregado, pidió con fuerza los máximos trofeos. Dos orejas rotundas y salida a hombros por la puerta grande de El Casar.

Ficha del festejo:
El Casar (Guadalajara) – Primera de feria. Tres cuartos largos de entrada en tarde nublada pero agradable.
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Roberto Armendáriz: Oreja
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Pedro Luis Pérez: Silencio tras aviso y silencio tras aviso
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Félix San Román: Silencio y dos orejas
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