Según Javier Toquero, primer teniente alcalde y concejal del área de Patrimonio Histórico, “esta acción era necesaria debido al deterioro acumulado por diversos factores, incluyendo agentes medioambientales y actos de vandalismo a lo largo de los años”.
Las labores de restauración incluyeron una exhaustiva limpieza para eliminar polvo y suciedad, la eliminación de cementos en los rejuntados, el sellado de grietas y una consolidación final con hidrofugante de protección. Además, se fabricó artesanalmente e instaló un tridente de hierro forjado de cuadradillo, complementando así la imagen original de la escultura.
Pedro J. Padrillo y Esteban, técnico de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento, destacó la importancia histórica y artística de la escultura de Neptuno, describiéndola como “la obra pública más valiosa de Guadalajara, de origen renacentista italiano, que ha sido un símbolo en la Plaza del Jardinillo desde 1969, tras ser donada a la ciudad en 1868”.
Desde el equipo de Gobierno municipal se enfatiza la importancia del civismo para “garantizar la conservación a largo plazo de esta pieza histórica tan significativa para nuestra ciudad”.
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