El prestigioso arquitecto y catedrático Miguel Ángel Baldellou clausuró el ciclo de conferencias “Guadalajara, la ciudad que queremos” con una intervención que dejó huella en el público asistente.
Miguel Ángel Baldellou cierra con brillantez el ciclo “Guadalajara, la ciudad que queremos”
Guadalajara | 16-05-25
El evento, celebrado en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, fue organizado por la Demarcación de Guadalajara del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha (COACM), y sirvió como colofón a un espacio de reflexión colectiva sobre el presente y el futuro urbano de la capital alcarreña.
Presentado por Patricia García Caballero, presidenta de la demarcación, Baldellou ofreció una mirada profunda y crítica sobre la relación entre ciudad y patrimonio.
“Guadalajara no puede entenderse sin su memoria construida, sin sus espacios compartidos”, afirmó, en un discurso cargado de pasión y compromiso profesional.
García Caballero, visiblemente emocionada, recordó su etapa como alumna del catedrático y resaltó su obra ‘Tradición y cambio en la arquitectura de Guadalajara (1850–1936)’, una referencia imprescindible para entender la evolución del urbanismo local.
“Es un honor tenerle aquí no solo como figura académica, sino como alguien que ha interpretado la identidad arquitectónica de nuestra ciudad”, destacó.
Una ciudad más humana y patrimonial
Durante su intervención, Baldellou apeló a la responsabilidad de los arquitectos como agentes sociales.
“Poquito a poco se destroza una ciudad. Los arquitectos, en muchos casos, somos colaboradores necesarios en esa degradación, cuando deberíamos ser lo contrario”, señaló, en una crítica constructiva que también incluyó una firme defensa del papel de los colegios profesionales como el COACM.
Además, reivindicó una visión amplia del patrimonio:
“No son solo los monumentos. Es el aire que se respira, el sonido de las calles, el sentido del vacío. Patrimonio es lo que se hereda, lo que se construye, lo que se vive”.
Sus palabras invitaron a los asistentes a repensar Guadalajara como un organismo vivo, que se transforma pero también conserva.
Homenaje a una ciudad que inspira
Baldellou rememoró cómo su vínculo con Guadalajara comenzó al contemplar, desde la A2, el Panteón de la Duquesa de Sevillano, obra de Ricardo Velázquez Bosco. A partir de ahí, nació el interés que culminó en su reconocida investigación sobre la arquitectura guadalajareña del siglo XIX y principios del XX. Lamentó, no obstante, la escasez de estudios posteriores que den continuidad a esa labor de documentación y análisis urbano.
Con un mensaje final dirigido a la ciudadanía, Baldellou subrayó la importancia del sentimiento de pertenencia:
“Sin afecto, sin consciencia, no hay defensa posible del patrimonio. Si no sentimos la ciudad como propia, se volverá ajena”.
Un ciclo para repensar el urbanismo
La clausura de Baldellou puso el broche de oro a un ciclo que ha ofrecido miradas diversas sobre la transformación urbana de Guadalajara. En la primera sesión, el urbanista Salvador Rueda presentó su modelo de “supermanzanas”, orientado a la creación de espacios urbanos más sostenibles. En la segunda, el economista José Antonio Herce analizó las oportunidades económicas de ciudades intermedias como Guadalajara en el contexto de Castilla-La Mancha.
Miguel Solano, vocal de la demarcación, destacó que “el urbanismo debe ocupar un lugar central en el debate ciudadano”.
En la misma línea, García Caballero insistió en que el concepto de patrimonio “abarca todo lo que da identidad, sentido y calidad a nuestros entornos urbanos”.
El acto contó también con la presencia de Elena Guijarro, decana del COACM, quien felicitó a la organización por el alto nivel de las conferencias y el impacto generado en la comunidad profesional y ciudadana.








