Artículo de Opinión: Francisco Larrad. La España Vacia(da)
Desde los pueblos olvidados de Guadalajara, donde cada invierno cierra una escuela más, donde el médico pasa una vez por semana —si es que llega—, donde el tren ya es un recuerdo en blanco y negro, uno asiste con una mezcla de rabia y asombro al espectáculo político que nos llega desde Toledo y desde Madrid. Emiliano García-Page, el presidente de Castilla-La Mancha, desde su cómoda silla en el Palacio de Fuensalida se atreve a alzar la voz contra su propio partido pidiendo un adelanto electoral como si no tuviera nada que ver con el hedor que ya emana con fuerza desde las cloacas del caso de corrupción que acorrala al Gobierno de Sánchez.
Page se ha atrevido a sugerir un adelanto electoral por la corrupción que salpica al Gobierno de Pedro Sánchez. Se indigna, gesticula, frunce el ceño, y suelta alguna frase de esas que suenan a verdad… pero que no cambia nada. Porque lo que no dice Page es que tiene en su mano una herramienta muy clara para hacer realidad su descontento: ocho diputados socialistas por Castilla-La Mancha en el Congreso que, si tuvieran dignidad política, podrían romper con la línea oficial del sanchismo. Pero no lo hacen. Porque Page no quiere que lo hagan. Porque su rebeldía es de boquilla.
El PSOE que hoy gobierna España y Castilla-La Mancha lo hace gracias a cada ayuntamiento, a cada alcaldía, a cada concejalía que empezaron desde el pueblo más pequeño
Y entre esos ocho diputados hay uno que nos toca de lleno en Guadalajara: Alberto Rojo Blas. El mismo que fue alcalde de la capital alcarreña, que decía soñar con una provincia con futuro, con pueblos con servicios, con trenes que vuelvan a pasar. Hoy es uno más que vota a favor de todo lo que Pedro Sánchez necesita para mantenerse en el poder. ¿Dónde quedó aquel Rojo que prometía mirar al medio rural a los ojos? ¿Dónde está el defensor de la Guadalajara profunda? Pues está ahí, sentado en el Congreso, apretando el botón que le indican desde Ferraz.
Y así estamos: Page dice que no quiere ser arrastrado por la política nacional… pero sus diputados votan como se les ordena. ¿Y los alcaldes del PSOE de nuestra España vaciada? Silencio absoluto. Ni uno solo levanta la voz. Ni uno muestra desagrado ante los escándalos. Ni uno protesta por el desprecio presupuestario a nuestros pueblos. Claro, ¿cómo van a protestar, si muchos viven de las subvenciones que llegan puntualmente desde Toledo?
Aquí, mientras tanto, seguimos con consultorios médicos cerrados, autobuses que no llegan, pueblos como Anguita o Mazarete con vecinos que se sienten ciudadanos de segunda. Y el PSOE rural, el de los grandes eslóganes sobre igualdad territorial, tragando con todo mientras se les riegan con fondos y actos protocolarios. Qué fácil es alzar la voz cuando sabes que no tendrás que dar un paso real. Qué cómodo es hacerse el indignado sin mover un dedo.
Señor Page: si de verdad cree que este Gobierno está podrido por dentro, actúe.
Y no nos engañemos: el PSOE que hoy gobierna España y Castilla-La Mancha lo hace gracias a cada ayuntamiento, a cada alcaldía, a cada concejalía que empezaron desde el pueblo más pequeño, desde esos municipios donde muchos votaron con la esperanza del “progreso” y acabaron alimentando esta maquinaria de poder clientelar. No nos echemos ahora las manos a la cabeza si antes decidimos meter en la urna el voto “correcto”, ese que prometía futuro pero solo ha servido para apuntalar un sistema que vive de subvenciones, favores y silencios.
La gente está cansada. Cansada de que cada vez que alguien del PSOE se sienta acorralado, venga otro a hacerse el bueno mientras no cambia nada. Page habla de regeneración, pero gobierna con la misma red de silencios y servidumbres. Y si no exige nada a sus diputados, si no reprende a su partido, es porque su discurso no es más que un simulacro de conciencia.
Señor Page: si de verdad cree que este Gobierno está podrido por dentro, actúe. Empiece por su diputado por Guadalajara, Alberto Rojo. No nos venga con palabras grandilocuentes mientras sus parlamentarios sostienen a Sánchez y sus alcaldes se callan por miedo a perder la ayuda para la feria del pueblo o el camión de la basura.
Desde esta tierra que usted solo pisa en campaña y en la inauguración del parador, le decimos algo claro: ya no cuela. Y si le falta a usted memoria o valentía, no se preocupe. Aquí estamos los que contamos lo que otros quieren tapar. Porque la España vaciada ya no está dormida. Está harta.
Y si alguien busca a los culpables de tanto descaro y abandono… ya saben: la culpa, como siempre, será de Cospedal. O en su defecto, de Mariano Rajoy.
Hoy informamos, mañana transformamos. ¡Nos vemos en el próximo artículo!
Ministerio de Transportes: expertos en desconectar la España vaciada
Del orgullo al desprecio: la cara B del Parador de Molina de Aragón







