Unidas por el nombre, por la historia y por una voluntad antigua de amistad, ambas vuelven a encontrarse este jueves 23 de octubre, a las 19.00 horas, en el espacio cultural Mareta, en la plazuela de don Pedro, 1C (Guadalajara-España)
«La otra de Guadalajara»: un diálogo entre orillas hermanas
Por Redacción Guadared
Guadalajara, 22 de octubre de 2025
Hay nombres que viajan y cruzan mares, como si llevaran dentro el deseo de encontrarse. Guadalajara es uno de ellos. Una palabra que suena igual a un lado y otro del Atlántico, y que mañana volverá a unir a dos ciudades hermanas.
El jueves 23 de octubre, a las 19.00 horas, el espacio cultural Mareta abrirá sus puertas para una tarde de encuentro y memoria. Allí, el historiador y periodista Julio Martínez hablará sobre los lazos que han unido a Guadalajara (España) y Guadalajara (México) desde hace más de cuatro décadas. La entrada será libre, un gesto que recuerda que la cultura, cuando es verdadera, pertenece a todos.

Durante la cita se presentará un libro-catálogo de 104 páginas, escrito por Julio Martínez García y el historiador Jesús Peguero Rastrollo. La obra repasa la historia del hermanamiento entre ambas ciudades, desde su origen hasta la actualidad, y está publicada por Océano Atlántico Editores con el apoyo del Ayuntamiento de Guadalajara.
“El trabajo ha sido un viaje emocionante”, explica Martínez.
“Nos ha permitido mirar a nuestra ciudad con otros ojos, descubrir cómo la historia, el compromiso y la amistad pueden cruzar océanos. Investigar sobre las dos Guadalajaras es una manera de estrechar el diálogo entre las dos orillas del Atlántico”.
El propio Martínez explica que el volumen busca “repasar el devenir de la vinculación entre las dos Guadalajaras, la española y la mexicana”, un trabajo que —según él— ha sido tan exigente como emocionante.
“Ha sido un esfuerzo que ha merecido la pena. Es magnífico tener la posibilidad de investigar sobre la historia de nuestra ciudad y de cómo se establecieron acuerdos internacionales gracias a un compromiso mutuo. Es una forma de colaborar en la profundización del diálogo entre las dos orillas del Atlántico”, declara el historiador.
Un hermanamiento que nació del consenso
El hilo que une ambas Guadalajaras no es reciente.
Se remonta al 16 de septiembre de 1982, cuando el entonces alcalde de Guadalajara, Javier Irízar, viajó a México para sellar, junto al presidente municipal Arnulfo Villaseñor Saavedra, un pacto de amistad.
La carta de hermanamiento fue ratificada por unanimidad en el pleno municipal arriacense, un gesto poco habitual en la política de entonces: socialistas, comunistas, democristianos e incluso representantes de la derecha más recia coincidieron en un voto común, convencidos de que aquella unión tenía algo más de simbólico que de político.
El documento fundacional recogía una intención clara: “ampliar la amistad entre las poblaciones de Guadalajara –España– y Guadalajara –México– mediante un mayor conocimiento mutuo”.
También comprometía a ambos municipios a promover intercambios culturales, sociales y económicos, así como la colaboración entre centros educativos y asociaciones. Una declaración de fraternidad que, más de cuarenta años después, continúa viva y en movimiento.
Una historia que sigue creciendo
Desde entonces, los lazos entre ambas ciudades no han dejado de tenderse. En las últimas décadas, Guadalajara ha estado presente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), considerada la más importante del mundo en lengua española, y ha impulsado exposiciones y proyectos culturales conjuntos, como «Guadalajara: historia de un hermanamiento entre España y México», que pudo visitarse el pasado año.
El encuentro de este jueves en Mareta es, en cierto modo, una continuación de aquel espíritu. Un intento de mirar hacia atrás sin nostalgia, pero con gratitud; de entender cómo dos geografías tan distintas pueden compartir una misma alma.
El eco de las dos ciudades
Las dos Guadalajaras comparten más que un nombre.
Comparten una manera de entender la historia: como un diálogo permanente entre lo local y lo universal.
Lo que comenzó siendo una firma sobre un papel se ha transformado en un puente cultural que sigue creciendo con cada encuentro, con cada libro, con cada gesto de reconocimiento mutuo.
En Mareta, el eco de ambas ciudades resonará entre las paredes de piedra y las palabras del público, que tendrá entrada libre. Será una tarde para escuchar y para recordar que los océanos, más que separar, a veces simplemente ensanchan el camino de la amistad.








