El historiador Alan Herchhoren Alcolea publica un estudio inédito sobre las operaciones guerrilleras republicanas en la retaguardia franquista de Guadalajara.
“La guerrilla invisible”: un libro rescata la lucha olvidada en la comarca de Molina durante la Guerra Civil
La Guerra Civil Española aún guarda rincones oscuros de la historia, especialmente en territorios alejados del foco mediático y académico. Uno de ellos es la comarca de Molina de Aragón, en el norte de Guadalajara, donde se desarrolló un episodio apenas conocido: la guerra de guerrillas en plena contienda, no tras ella. Este es el tema central del nuevo libro La lucha guerrillera durante la Guerra Civil en la comarca de Molina (Guadalajara), obra del historiador Alan Herchhoren Alcolea.
El texto desvela un capítulo inédito de la historia bélica en Castilla-La Mancha.
Frente al relato más habitual —que ubica las guerrillas tras el final de la guerra en 1939—, Herchhoren recupera las acciones de resistencia armada organizadas por soldados republicanos en la retaguardia franquista durante el propio conflicto. Estos grupos fueron entrenados por mandos de las Brigadas Internacionales y asesores soviéticos en puntos estratégicos de la provincia como Trillo, Canredondo y Cifuentes.
Guerrilla en tierra de resineros y pinares
La comarca de Molina, aislada por su geografía abrupta y su escasa industrialización, fue durante los años treinta un enclave clave en el mapa político y militar. Sus pinares, explotados por la Unión Resinera Española, eran fuente de sustento para miles de trabajadores, lo que provocó una notable conflictividad laboral y social. La represión, los choques con la Guardia Civil y los asesinatos políticos previos al estallido del conflicto reflejan un clima en ebullición.
Con el avance del golpe franquista en julio de 1936, muchos vecinos de la comarca escaparon a través de los montes hacia el corazón republicano de Guadalajara. Algunos de ellos se unieron al Batallón Marlasca del Quinto Regimiento. Poco después, formarían parte de las unidades guerrilleras que operarían tras las líneas enemigas, realizando sabotajes, emboscadas y misiones de inteligencia bajo estructuras como el SIAM o el XIV Cuerpo del Ejército Republicano.
Una historia con protagonistas locales y ecos internacionales
Estos guerrilleros no eran solo combatientes improvisados. Entre ellos se encontraban pastores, agricultores y resineros locales, pero también voluntarios internacionales: rusos, letones, polacos, ingleses o alemanes. Destaca la figura del letón Artur Karlóvic Sproguis, veterano bolchevique y escolta de Lenin, quien llegó a entrenar a las unidades guerrilleras en Trillo y encabezó incursiones en el Alto Tajo. Posteriormente, fue condecorado por sus servicios en la resistencia contra los nazis en la URSS.
En el libro, Alan Herchhoren documenta acciones de sabotaje en diciembre de 1937: la voladura de un arsenal en Luzón, el ataque a camiones de transporte entre Mazarete y Cogolludo, o la búsqueda de pilotos alemanes derribados en Valtablado del Río. Todas ellas confirman el alto nivel de coordinación entre guerrilla y población civil.
Memoria rescatada: las memorias de Lino Muela
Como complemento documental, el volumen incluye la reproducción facsímil de un manuscrito inédito: Historia de un muerto resucitado, memorias de Lino Muela Román, uno de los protagonistas de estas operaciones. Su testimonio aporta una visión humana a una historia marcada por el silencio, la clandestinidad y la represión posterior.
Una comarca olvidada que guarda claves históricas
La investigación también pone en valor el patrimonio humano y geográfico de la comarca de Molina, una tierra a menudo olvidada por los planes de desarrollo, pero rica en historia.
Desde la Edad del Hierro hasta la Guerra Civil, sus paisajes de carrascales y sabinas han sido testigos de batallas, huidas y resistencias.

Alan Herchhoren, nacido en Guadalajara en 1994, es graduado en Historia por la Universidad de Alcalá y colaborador del Instituto de Estudios Latinoamericanos. Activista por la Memoria Histórica, ha participado en iniciativas como las Jornadas Histórico–Culturales del Alto Tajuña.
Con esta obra, no solo aporta al conocimiento académico del conflicto, sino que devuelve el protagonismo a una tierra —y a unas personas— que, durante décadas, permanecieron en el olvido.
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