Hoy miércoles nos despertamos con una noticia triste, que nos tocó a todos en la redacción profundamente: Robe Iniesta, el alma y la voz de Extremoduro, ha fallecido a los 63 años.
Hasta siempre Robe Iniesta | Homenaje a quien nunca olvidaremos
La música española ha perdido a uno de sus más grandes artistas, y con ello, el país entero se ve sumido en un sentimiento de vacío y nostalgia. Robe no fue solo un músico, fue una voz única, una guitarra cargada de emociones crudas que marcaron una época. Su partida nos deja con un legado inmenso, pero también con la certeza de que su música nunca desaparecerá.

Nacido en Plasencia, Robe fue, ante todo, un hombre fiel a su arte y a su visión del mundo. Con Extremoduro, banda que fundó en 1987, cambió para siempre el panorama del rock en español. Su estilo único, a menudo catalogado como transgresor y provocador, llegó a representar la rebelión de aquellos que no se conforman con lo establecido. Las letras de Robe se caracterizaban por una intensidad emocional que, al mismo tiempo, era profundamente filosófica.
No era un músico que se conformara con agradar, sino con provocar, con hacer pensar, con hacer sentir.
A lo largo de su carrera, su música fue evolucionando, pero siempre mantuvo esa esencia auténtica que lo hizo inconfundible. De los primeros discos de Extremoduro, con su rock visceral, a los trabajos más recientes, como ‘Mayéutica’, en los que su sonido se volvía más reflexivo, Robe nunca dejó de ser fiel a sí mismo. En cada uno de sus discos, cada letra era un pedazo de su alma, un testimonio de sus inquietudes, de sus luchas internas y de su visión del mundo. A lo largo de más de 30 años de carrera, su música se convirtió en una banda sonora para generaciones que, como él, no se conformaron con las reglas impuestas.
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Robe fue, sin lugar a dudas, uno de los artistas más influyentes de la música española. Pero su legado va mucho más allá de los discos vendidos y los conciertos multitudinarios. Fue un pensador, un hombre que utilizó su música para hablar de lo que otros callaban, de los temas incómodos, de las contradicciones humanas. A través de sus letras, Robe nos enseñó a mirar más allá de la superficie, a enfrentarnos a la realidad tal y como es, sin adornos ni excusas.
Sus canciones, como ‘So payaso’, ‘Salir’ o ‘La vereda de la puerta de atrás’, marcaron una época y siguen siendo escuchadas por quienes, como él, sentimos que la vida no se puede entender sin una dosis de rebeldía y sinceridad. Canciones que hablan de la lucha interna, de los amores imposibles, de la búsqueda de sentido en un mundo que a menudo parece absurdo. Y en esa constante búsqueda, Robe siempre fue un compañero fiel, un poeta de los tiempos modernos, que se atrevió a hablar de la vida tal y como la sentía.
En sus últimos años, sus canciones se volvieron aún más introspectivas. En ‘Mayéutica’, Robe profundizó en temas filosóficos y existenciales, convirtiéndose en un filósofo de la música. Pero incluso en ese giro hacia una mayor reflexión, su estilo nunca perdió su esencia: su voz rasgada seguía cargada de verdad, de dolor, de amor y de vida. Cada acorde era un grito sincero, una invitación a pensar, a sentir.
Plasencia, la ciudad que lo vio nacer, se prepara para rendir homenaje a este hijo predilecto, el hombre que siempre mantuvo los pies en su tierra, a pesar de la fama y el éxito que le llegaron de todas partes del mundo. El homenaje que se organizará en los próximos días será, sin duda, una despedida sentida, pero también una celebración de su legado, de su música, de su vida.
Aunque Robe ya no esté entre nosotros, su música seguirá viva. Sus discos seguirán sonando en los corazones de quienes crecimos con ellos. Extremoduro y Robe nos dejaron himnos que son mucho más que canciones; son relatos de vida, son reflexiones sobre la libertad, sobre el amor, sobre el dolor. No habrá un adiós definitivo mientras sigan escuchándose sus acordes, mientras sigan resonando sus letras en cada rincón de España y Latinoamérica.
Hoy decimos hasta siempre a Robe Iniesta, pero su legado no desaparecerá con él. Lo llevaremos con nosotros en cada canción, en cada acorde, en cada recuerdo.
Su música, su arte, su rebeldía seguirán viviendo en futuras generaciones de músicos, pero también para todos aquellos que, como él, buscan respuestas en medio del caos de la vida. Robe nos enseñó que ser uno mismo es lo más importante, que la música es la forma más sincera de comunicar lo que no se puede decir con palabras, y que la rebeldía es la mejor forma de entender el mundo.






