En cada rincón de Guadalajara se esconde un tesoro gastronómico que muchos aún no conocen. Desde los campos bañados por el sol hasta las colmenas de Molina de Aragón, nuestra tierra guarda sabores auténticos que ahora reclaman su lugar en la élite culinaria. ¿Y si te dijera que estamos ante una mina de oro gastronómica que por fin empieza a brillar con luz propia?
En el corazón de España hay una tierra de sabores, texturas y aromas que durante demasiado tiempo ha estado discretamente presente en la escena gastronómica nacional. Guadalajara, rica en patrimonio, cultura y naturaleza, también lo es —y quizá aún más— en su despensa. Una despensa repleta de auténticos tesoros que ahora brillan con luz propia en el 38º Salón Gourmet de Madrid, un escaparate de prestigio donde los sabores de nuestra provincia conquistan paladares exigentes y escriben con letras doradas el nombre de nuestra tierra en el mapa gastronómico del país.
Lo que durante años fue una riqueza silenciosa, hoy comienza a alzar la voz con fuerza y sabor. La Diputación de Guadalajara, junto a APAG-Coagral y bajo el paraguas de la marca “Alimentos de Guadalajara”, ha conseguido movilizar a 25 empresas locales —cinco más que el año anterior— para llevar al epicentro de la alta gastronomía nacional los productos que nacen del esfuerzo, la tradición y la calidad inquebrantable de nuestros productores.
¿Y si te dijera que estamos ante una mina de oro gastronómica
que por fin empieza a brillar con luz propia?
Porque Guadalajara no solo produce alimentos; Guadalajara cultiva identidad, cría autenticidad y elabora historia en cada queso, cada aceite, cada vino, cada cerveza… y, por supuesto, en su joya dorada: la miel de Molina de Aragón, ese oro líquido que no solo endulza, sino que enriquece la experiencia culinaria con matices únicos. Un producto estrella que se ha convertido en protagonista en las cocinas de los restaurantes más exigentes, y que representa lo mejor de nosotros: esfuerzo, pureza y respeto por el entorno.
Este producto, más que un simple alimento, es un símbolo. Porque Molina de Aragón no solo produce miel, produce excelencia. Y verla representada en este Salón Gourmet, en showcookings, catas y propuestas gastronómicas innovadoras, es reconocer que la tierra tiene voz… y que la nuestra canta.
Pero el valor de esta participación va más allá de la simple presencia. El expositor de Guadalajara en IFEMA no es un puesto más: es un salón de experiencias, un templo efímero donde los sabores se encuentran con los sentidos. Desde los showcookings con espárragos, trufa y harinas, hasta los sorprendentes show-cocktails con LavandaGin, cada rincón de este stand es una invitación a descubrir lo que Guadalajara tiene para ofrecer: autenticidad, innovación y mucho, muchísimo talento.
Y como si eso no bastara, la inclusión de los alumnos de la Escuela de Hostelería de Guadalajara, con su entusiasmo fresco y su pasión naciente, nos recuerda que esta mina culinaria no solo tiene pasado y presente, sino también un brillante futuro.
Guadalajara tiene para ofrecer: autenticidad, innovación y mucho, muchísimo talento.
La Diputación ha apostado fuerte, invirtiendo más de 100.000 euros, no como gasto, sino como una inversión estratégica en nuestra marca provincial. Y ha acertado. Porque llevar nuestros productos a los ojos y paladares de distribuidores, compradores y chefs de renombre, no solo impulsa las ventas, sino que posiciona a Guadalajara como lo que siempre ha sido: un territorio gourmet, una tierra de excelencia.
Durante demasiado tiempo hemos olvidado que somos una mina culinaria. Hemos dejado en un segundo plano el poder transformador de nuestra gastronomía. Pero eventos como este Salón Gourmet nos recuerdan que nuestros productos no tienen nada que envidiar a los más reconocidos del país. Que lo auténtico, lo cercano, lo trabajado con mimo… también merece estar en la élite.
Guadalajara no solo se presenta, se impone con elegancia y sabor. Y es momento de creérnoslo. De poner en valor lo nuestro, de defenderlo con orgullo y de hacerlo visible más allá de nuestras fronteras. Porque mientras otras regiones presumen, nosotros ofrecemos. Y cuando nos dan el espacio, brillamos.
Que el Salón Gourmet no sea un punto y aparte, sino un punto de partida. Que la miel de Molina, el queso artesano, la cerveza local o nuestros vinos singulares dejen de ser solo un secreto bien guardado. Porque Guadalajara no es solo tierra de historia, es tierra de sabor. Y ya es hora de que el mundo lo sepa.