La Estrategia Regional frente a la Despoblación: ¿Realidad o Promesa Vacía?
El Gobierno regional de Castilla-La Mancha ha anunciado en su última Comisión Interdepartamental celebrada en Toledo avances significativos en la implementación de la Estrategia Regional contra la Despoblación (ERD), que abarca desde el año 2022 hasta el presente. Según los datos proporcionados, un 96% de las 210 medidas planteadas están ya en marcha, con un 40% de ellas en fase avanzada, superando el 70% de ejecución. Sin embargo, los cuestionamientos sobre la efectividad real de estas iniciativas siguen surgiendo, especialmente cuando se analiza la verdadera magnitud de los resultados obtenidos hasta ahora.
Más de 5.100 millones de euros para frenar la despoblación: Un esfuerzo cuantioso y ambicioso
El comisionado del Reto Demográfico, Jesús Alique, ha destacado el esfuerzo presupuestario como uno de los pilares de la estrategia, señalando que el gobierno ha destinado más de 5.100 millones de euros a esta causa desde el año 2021, lo que representa un 140% más de lo inicialmente previsto. Una cifra que, a primera vista, podría parecer un logro relevante. No obstante, en tiempos de crisis demográfica y económica, surge la pregunta: ¿son suficientes estos recursos para una lucha que afecta a toda una región con profundas raíces históricas en la despoblación?

Alique ha subrayado también que el Proyecto de Ley de los presupuestos regionales para 2026 incluye una nueva memoria de impacto demográfico con 2.116 millones de euros asignados a las acciones contra la despoblación. Este gasto diario, que asciende a 5,8 millones de euros, está destinado a frenar un fenómeno que afecta no solo a las grandes ciudades, sino especialmente a los pequeños municipios que han perdido, en algunos casos, más de la mitad de su población en las últimas décadas.
¿Son estas medidas suficientes?
Si bien es innegable que el gobierno está aplicando una considerable cantidad de recursos en áreas clave como la fiscalidad diferenciada, el blindaje de servicios públicos, y la mejora de la conectividad y vivienda, la verdadera eficacia de estas acciones sigue siendo incierta. Por ejemplo, la Ley de Medidas Económicas, Sociales y Tributarias contra la Despoblación, que entró en vigor en 2021, promete beneficios como incentivos a proyectos empresariales en zonas despobladas, pero ¿realmente está incentivando la creación de empleo a largo plazo, o simplemente está maquillando temporalmente los números?
Aunque algunos indicadores apuntan a una ligera mejora, como el incremento de población en las zonas de extrema despoblación en los últimos tres años, es necesario preguntarse si este repunte es sostenible o simplemente un fenómeno momentáneo que no logra revertir las tendencias a largo plazo. El saldo migratorio de 15.423 personas en los territorios más afectados, entre 2021 y 2024, aunque positivo, parece aún insuficiente frente a la magnitud de la despoblación en la región.
Un esfuerzo participativo, pero con matices
El comisionado también ha resaltado el carácter participativo de la evaluación intermedia de la Estrategia, con la implicación de agentes sociales y económicos a través de mesas de participación ciudadana. Sin embargo, en un contexto donde las decisiones políticas de gran calado son cada vez más centralizadas, la efectividad de estas consultas puede ser cuestionada.
¿Es realmente suficiente la participación de la sociedad civil para garantizar que las políticas contra la despoblación estén alineadas con las necesidades reales de los habitantes de las áreas más afectadas?
Es importante destacar que, aunque la participación ciudadana es un paso positivo, los resultados medibles son los que realmente marcarán la diferencia en la lucha contra la despoblación, y por ahora, los esfuerzos parecen estar por debajo de las expectativas, especialmente cuando comparamos la magnitud del problema con las soluciones planteadas.
¿Un futuro prometedor o una ilusión?
La estrategia contra la despoblación del Gobierno regional de Castilla-La Mancha, con su notable inversión y sus medidas de intervención, sigue siendo una promesa en construcción. A pesar de los esfuerzos visibles y los avances en algunas áreas, la realidad sigue mostrando un panorama desafiante. Con más de 5.100 millones de euros comprometidos, la pregunta sigue siendo si estos esfuerzos lograran cambiar la tendencia de despoblación a largo plazo. El tiempo dirá si la región realmente ha encontrado la fórmula para frenar la despoblación o si se trata solo de un parche temporal que no aborda las raíces profundas del problema.
Al final, la clave estará en la sostenibilidad de las medidas, más allá de los anuncios y cifras en los comunicados oficiales.
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