Espinosa de Henares revive su comparsa con Antonio Trijueque y Dulzaineros Mahurotos
Cuando las tardes de septiembre empiezan a refrescar y el cielo se tiñe de ese azul que anuncia la despedida del verano, en Espinosa de Henares hay algo que calienta el ambiente: la expectación por ver a los gigantes volver a caminar. Desde hace días, en los corrillos de la plaza se oye la misma frase:
“Va a ser un día histórico”.
Mañana, martes 2 de septiembre, a las 19:00 horas, la Plaza Roja será el escenario donde tradición y emoción se den la mano. Allí, entre repiques de tambor y el sonido de la dulzaina, se presentarán Águeda y Habráque, los dos nuevos gigantes que se suman a la comparsa espinosera. No será un acto cualquiera: es la culminación de un sueño colectivo, el resultado de años de esfuerzo por recuperar lo que parecía perdido.

Pero detrás de esta fiesta hay una historia que merece ser contada.
Un movimiento que ha devuelto la vida a la comparsa
Durante años, la comparsa de gigantes y cabezudos de Espinosa de Henares fue apagándose. Las figuras se deterioraban, los desfiles eran cada vez más escasos y la costumbre, poco a poco, se desvanecía. Parecía el final. Hasta que un grupo de vecinos decidió cambiar el rumbo.
Antonio Ayllón, con el apoyo de un gran número de personas, impulsó una iniciativa que hoy es una realidad: devolver a las calles el espíritu festivo que había quedado dormido.
En los últimos años, Espinosa de Henares ha experimentado un importante movimiento de revitalización de la comparsa, en lo que ha tenido que ver mucho Antonio Ayllón (Espinosa de Henares), amigo y compañero de Antonio Trijueque en el grupo Dulzaineros Mahurotos.

“Hace unos años parecía que esta costumbre se estaba perdiendo, pero gracias al esfuerzo colectivo la hemos recuperado con más fuerza que nunca. Aquí han participado porteadores, músicos, asociaciones, vecinas que han cosido los trajes, artesanos que han hecho las estructuras… Todos han aportado algo para que los gigantes vuelvan a desfilar”, explica Antonio Ayllón, que se ha volcado en el proyecto.
Ese movimiento ha convertido la comparsa en un símbolo de unión vecinal, en la prueba de que la cultura popular no es solo pasado: es presente y futuro.

El sonido que dará vida a los gigantes
El desfile de mañana tendrá un latido especial: el de las dulzainas.
Y no serán notas cualquiera. Sonarán por primera vez las melodías del Volumen 4 de los “Cuadernillos de Partituras para Dulzaina Castellana”, obra de Trijueque, que lleva por título “Música para Gigantes y Cabezudos”.
Este proyecto no nació de la improvisación, sino de toda una vida entregada a la música.
Más de treinta años soplando la dulzaina, más de dos décadas enseñando en la Escuela de Folklore de la Diputación de Guadalajara, han dado forma a un trabajo único: quince composiciones originales que viajan desde el brío de los pasacalles y las reboladas hasta la elegancia de un vals-jota o la solemnidad de danzas inspiradas en melodías antiguas.
Y entre esas piezas hay una joya que guarda una historia íntima: una melodía creada por Mario, el hijo del autor, cuando apenas tenía cuatro años, y que hoy suena como un guiño tierno en medio de la fiesta.
“Queríamos que los gigantes tuvieran su propia música, que no fuera algo improvisado, sino composiciones hechas para ellos, para sus movimientos y su carácter festivo”, cuenta Trijueque, afinando la dulzaina mientras hablamos.
Entre ellas destaca el “Vals-Jota de Gigantes”, que el autor define como “una pieza sencilla, pegadiza, que invita a moverse. Cuando la escuches, sabrás que los gigantes están cerca”.
Y no lo dice cualquiera: lo dice alguien que lleva la música en la sangre y que sabe que mañana, al sonar las primeras notas, todo Espinosa de Henares va a bailar.
Un trabajo que une a todo un pueblo
Para que Águeda y Habráque cobren vida, no ha habido grandes presupuestos, sino ilusión. Artesanos han moldeado las estructuras, vecinas han cosido los trajes puntada a puntada, los porteadores han ensayado durante días para sostener las figuras, y los músicos, con Ayllón y Trijueque a la cabeza, han preparado la banda sonora de la jornada.
“Esto no va de dinero, va de corazón. Cada persona que ha puesto su granito de arena ha hecho posible que la comparsa vuelva a brillar”, insiste Trijueque.
Ayllón sonríe: “Cuando empezamos, algunos pensaban que era una locura. Hoy, ver a los gigantes listos para salir lo compensa todo”.
Ese esfuerzo colectivo ha devuelto a Espinosa una parte esencial de su identidad. Porque los gigantes no son solo figuras: son memoria y son futuro.
La cita que nadie quiere perderse
Mañana, a partir de las 19:00 horas, la Plaza Roja se llenará de gente. Los balcones colgarán estandartes de la Virgen de la Asunción, las calles resonarán con los tambores y, sobre todo, con ese sonido inconfundible de la dulzaina que parece mezclar alegría y nostalgia. Águeda y Habráque se pondrán en movimiento junto a los dos de antes, altivos, con sus trajes impecables, saludando a niños que les mirarán con los ojos abiertos como platos.
“Va a ser un día para recordar. Un día en que todos podremos decir: yo estuve allí”, asegura Ayllón, ajustando la última correa de una estructura mientras habla.
Y yo también estaré allí. Porque lo que mañana va a pasar en Espinosa de Henares no es solo una fiesta: es la prueba de que las tradiciones no mueren cuando alguien las sueña de nuevo.
Mañana, martes 2 de septiembre, a las 19:00 horas, en la Plaza Roja. Los gigantes ya esperan. Las dulzainas también. Y el pueblo entero late al ritmo de la fiesta.

Próximamente os contaremos lo que aconteció….. de momento.
En Espinosa de Henares, donde el tiempo se detiene para honrar la memoria y la tierra late al compás de sus raíces, dos gigantes han despertado para caminar entre nosotros. Águeda y Habráque no son solo figuras de madera: son historia erguida y bailada con fervor de juventud, identidad hecha carne y espíritu que enlaza pasado y presente. Representan la voz de un pueblo que no olvida y que, con cada paso, proclama su orgullo.
Este día no fue solo celebración: fue un abrazo colectivo, un juramento silencioso de que la tradición seguirá viva mientras haya quienes la sientan en el corazón. Y yo, que he tenido el privilegio de ser acogida por estas gentes generosas, puedo decir que aquí, en este rincón de Castilla, la historia no se cuenta… se vive.
Próximamente os contaremos con detalle lo que aconteció en esta jornada inolvidable. Mientras tanto, compartimos el hermoso reportaje realizado por nuestros compañeros de CMM, que vinieron a dejar constancia de este día que ya es eterno. Informa Celia Carrasco e imagen de Emilio Sanz.
➡ Ver el reportaje completo en CMM: Águeda y Habráque, los dos nuevos gigantes de Espinosa de Henares


Fotos: Igor García

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