Qué alivio escuchar la palabra subvención, parece ser una bocanada de aire fresco. Se esperan como agua de mayo, da igual la procedencia, lo importante es que llegue y no se tenga que devolver, es decir, a fondo perdido; como cualquier promesa sobre la España vacia(da) en plena campaña electoral.
Las subvenciones pueden proporcionar un alivio temporal a las áreas rurales, pero rara vez abordan los problemas subyacentes que causan la despoblación. La agricultura y la ganadería tradicionales, son las principales fuentes de empleo en nuestra área, pero terminan siendo poco rentables por la burocracia, los altos costes de producción y los bajos costes de venta.
Cuando las subvenciones se convierten en la principal fuente de ingresos en una región, pueden desincentivar la innovación y la adaptación a nuevas realidades económicas. En lugar de buscar soluciones a largo plazo, las comunidades tienden a depender de la asistencia del gobierno, lo que lleva a un estancamiento económico y social. Algo que en nuestra comarca está bien arraigado. En lugar de invertir en actividades económicas viables, las subvenciones pueden mantener artificialmente industrias insostenibles o claramente a los amigos.
La distribución de subvenciones en España es ineficiente y propensa a la corrupción. En lugar de garantizar que los fondos lleguen a quienes más los necesitan, a menudo se asignan de manera injusta y se gastan en proyectos que no tienen un impacto significativo en la revitalización de nuestra comarca, pan para hoy y hambre para mañana.
Sin ir más lejos, desde el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) acaban de crear subvenciones para la España vaciada por un total de 16,2 millones de euros destinadas a las entidades locales. Mediante esta inversión, se busca respaldar proyectos innovadores que promuevan el desarrollo sostenible, combatan la despoblación y estimulen la actividad económica con el fin de revitalizar y potenciar las oportunidades en las regiones afectadas por la despoblación en España. ¿Realmente es la solución a combatir la despoblación y el olvido? En lugar de depender en gran medida de las subvenciones, sería más productivo enfocarse en estrategias a largo plazo que fomenten la inversión privada y el desarrollo sostenible en las áreas rurales. Esto podría incluir la promoción de la educación, la infraestructura adecuada, la conectividad digital y la creación de un entorno empresarial favorable.
La “España Vacía(da)” es un problema real que requiere atención y soluciones. Sin embargo, las subvenciones no son la respuesta adecuada. En lugar de mantener industrias obsoletas y perpetuar una dependencia insostenible del gobierno, es fundamental fomentar la innovación, la inversión privada y la diversificación económica en estas áreas. Solo a través de un enfoque más integral y sostenible se podrá abordar de manera efectiva el desafío de la despoblación en España.
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