Una enfermedad crónica que afecta a millones de mujeres y sigue siendo invisibilizada
El dolor no es normal: reconocer y tratar la endometriosis a tiempo puede cambiar vidas
En pleno siglo XXI, aún hay mujeres que pasan años —incluso décadas— conviviendo con un dolor pélvico recurrente, intenso y debilitante, que suele ser minimizado bajo frases como “es solo la regla” o “eres muy sensible”. Ese dolor que no cesa puede tener un nombre: endometriosis. Y nombrarla es el primer paso para enfrentarla.
¿Qué es la endometriosis?
La endometriosis es una enfermedad ginecológica crónica en la que el tejido endometrial, que normalmente recubre el interior del útero, se desarrolla fuera de este. Estas células mal ubicadas responden a los ciclos hormonales del cuerpo, lo que desencadena inflamación, sangrados internos, adherencias y, sobre todo, dolor.
Se estima que una de cada diez mujeres en edad fértil padece esta patología, lo que la convierte en una de las enfermedades más comunes del aparato reproductor femenino. A pesar de su alta prevalencia, su diagnóstico continúa siendo tardío y complejo.
Dolor físico y emocional: múltiples formas de manifestarse
Uno de los principales retos de esta enfermedad es que no se presenta igual en todas las pacientes. Puede hacerlo en forma de lesiones superficiales, quistes ováricos conocidos como endometriomas, o incluso con infiltración profunda que afecta a órganos como la vejiga o el intestino. Además, existe una variante llamada adenomiosis, donde el tejido endometrial penetra el músculo uterino.
El síntoma más frecuente es el dolor menstrual intenso, pero también puede aparecer durante las relaciones sexuales, al orinar, al defecar o incluso estar presente de forma continua. A esto se suman síntomas invisibles como cansancio crónico, inflamación abdominal, náuseas, o migrañas, que impactan de forma silenciosa en la vida diaria, laboral y emocional.
La importancia del diagnóstico precoz
Uno de los grandes desafíos actuales es el retraso en el diagnóstico. En Europa, el tiempo medio para identificar la endometriosis es de entre 10 y 12 años desde los primeros síntomas. Este retraso impide abordar la enfermedad a tiempo y agrava las consecuencias físicas y psicológicas.
Una herramienta clave en el proceso de detección es la ecografía transvaginal de alta resolución, que permite evaluar con precisión la pelvis femenina. Si bien esta técnica no siempre es concluyente, en manos expertas puede detectar signos claros de endometriosis, lo que acelera el abordaje terapéutico.
Endometriosis e infertilidad: mitos y verdades
Uno de los mayores temores que genera esta enfermedad es su relación con la infertilidad femenina. La presencia de tejido endometrial en lugares inadecuados puede afectar las trompas de Falopio, el útero o incluso el entorno ovárico, dificultando la fecundación o la implantación embrionaria.
Sin embargo, es importante desmitificar: tener endometriosis no significa no poder ser madre. Gracias a los avances en medicina reproductiva, muchas mujeres con este diagnóstico logran concebir con tratamientos personalizados, que incluyen técnicas como la fecundación in vitro (FIV), la preservación de la fertilidad o el uso de medicación hormonal para preparar el entorno uterino.
Opciones de tratamiento: más allá de la cirugía
El abordaje de la endometriosis debe ser individualizado, en función de la edad, el deseo de maternidad, la extensión de las lesiones y la respuesta al tratamiento. No todas las pacientes requieren cirugía. En muchos casos, los síntomas pueden controlarse mediante tratamientos hormonales que suprimen la producción de estrógenos y, con ello, la actividad del tejido endometrial ectópico.
También se están explorando alternativas no hormonales, como los tratamientos que actúan sobre la inflamación o el sistema inmunológico, así como el impacto de una alimentación antiinflamatoria rica en antioxidantes. En determinados casos, cuando los síntomas son muy severos o la enfermedad compromete órganos vitales, puede requerirse una cirugía laparoscópica especializada.
Investigación: esperanza para el futuro
Aunque el camino es largo, el campo de la investigación médica sobre endometriosis está avanzando. Se estudian nuevas moléculas que puedan actuar directamente sobre los receptores del dolor, tratamientos que modulen la microbiota intestinal y estrategias para frenar la progresión de la enfermedad sin comprometer la fertilidad.
La ciencia aún no tiene una cura definitiva, pero cada paso es un acercamiento a un manejo más eficaz, menos invasivo y más centrado en la calidad de vida de la mujer.
Vivir con endometriosis: testimonios que dan voz al silencio
Las mujeres que conviven con esta enfermedad coinciden en algo: no es solo dolor físico. Es un impacto profundo en su día a día, en sus decisiones, en su salud emocional. Desde levantarse con malestar cada mañana hasta sentir que el entorno no comprende lo que supone vivir con una dolencia tan invisible como incapacitante.
Por eso, escuchar a las pacientes, reconocer sus síntomas sin juzgar, y acompañarlas con empatía y profesionalidad, es parte esencial del tratamiento.
Desde GuadaRed, periódico digital de la provincia de Guadalajara, y a través de la sección #GuadaRedSalud, hacemos un llamamiento claro a las instituciones, a los profesionales sanitarios y a toda la sociedad: escuchar es curar. Porque el dolor no es normal, y entenderlo es el primer paso hacia una vida más digna para miles de mujeres. Hablar de endometriosis no es solo hablar de una condición médica; es visibilizar un problema de salud pública, de igualdad de género y de atención sanitaria justa.
Detectarla a tiempo puede marcar una diferencia radical en la vida de una mujer, y es responsabilidad de todos no mirar hacia otro lado.
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