El Museo del Prado abre de noche y dedica una exposición a Antonio Muñoz Degrain, maestro del paisaje del siglo XIX
Madrid, 2 de octubre de 2025
Este sábado 4 de octubre, el Museo Nacional del Prado volverá a convertirse en un escenario nocturno único gracias a una nueva edición de “El Prado de noche”, programa que permite acceder gratuitamente a sus salas en horario especial, entre las 20:30 y las 23:30 horas. Con el patrocinio de Samsung, la institución abre sus puertas cada primer sábado de mes, ofreciendo una experiencia cultural distinta que combina la visita a obras maestras, exposiciones temporales y propuestas interactivas.
Un recorrido histórico de la Edad Media al siglo XIX
Durante la velada, el público podrá recorrer la planta baja del edificio Villanueva, donde se exhiben colecciones que abarcan un amplio arco cronológico: desde la pintura románica y gótica hasta los grandes maestros del Renacimiento y el siglo XIX. El itinerario incluye nombres esenciales como El Bosco, Van der Weyden, Fra Angelico, Patinir, Sofonisba Anguissola, Goya, Madrazo, Angélica Kauffmann, Aurelia Navarro, María Roësset o Fortuny, lo que convierte la experiencia en un auténtico viaje por la historia del arte europeo.
Además de las salas permanentes, la cita permitirá adentrarse en una de las exposiciones más destacadas del año: “El pintor Antonio Muñoz Degrain (1840–1924)”, abierta en la sala 60 hasta el 11 de enero de 2026.
Antonio Muñoz Degrain: el color y la imaginación del XIX
Considerado uno de los artistas más originales del panorama español del siglo XIX, Antonio Muñoz Degrain (Valencia, 1840 – Málaga, 1924) fue un creador difícil de encasillar. Su obra se caracteriza por un lenguaje pictórico libre y colorista, donde la imaginación se fusiona con la realidad en composiciones vibrantes que oscilan entre lo lírico y lo narrativo.
La exposición, comisariada por Javier Barón, jefe de Colección de Pintura del siglo XIX del Prado, reúne una decena de obras representativas, cinco de ellas recientemente restauradas. Entre ellas sobresale Paisaje del Pardo al disiparse la niebla (1866), considerada su obra maestra dentro del género paisajístico. Pintada con una pincelada suelta y una atmósfera envolvente, recuerda a la técnica de Velázquez y le valió al artista una medalla en la Exposición Nacional de 1866.
El recorrido se completa con piezas como Recuerdos de Granada (1881) y Vista de Granada y Sierra Nevada (h. 1915), que reflejan su mirada subjetiva, en la que la topografía real se transforma en un escenario poético cargado de evocación.
Más allá de la pintura: documentos y recuerdos personales
La muestra incluye también una vitrina con materiales que ayudan a comprender la personalidad del pintor. Entre ellos se encuentra su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1899), titulado La sinceridad en el arte, un manifiesto sobre la autenticidad creativa; un dibujo recientemente donado al Prado, y una fotografía del retrato que le realizó el escultor Miguel Blay.
Con esta iniciativa, el Prado no solo acerca al público obras restauradas y poco conocidas de su colección, sino que reivindica a un artista que a menudo quedó al margen de las corrientes dominantes y cuya aportación resulta fundamental para comprender la riqueza del arte decimonónico español.
Un programa para redescubrir el siglo XIX
La exposición sobre Muñoz Degrain forma parte del programa de difusión de las colecciones del siglo XIX del Prado, que son las más extensas dentro de la pintura que conserva la institución. Desde 2009, este ciclo de pequeñas muestras monográficas ha puesto el foco en artistas y contextos menos divulgados, contribuyendo a enriquecer la visión del patrimonio español más allá de los grandes nombres universales.
Gracias a este trabajo, el visitante puede descubrir nuevas lecturas sobre la pintura decimonónica y apreciar cómo el Museo amplía el relato de su colección a través de autores que dialogan con su tiempo desde miradas muy diversas.
Arte, tecnología y experiencias inmersivas
“El Prado de noche” no se limita a la contemplación de las obras. Gracias a la colaboración de Samsung, los asistentes podrán interactuar con La Guía del Prado, una herramienta digital que facilita la exploración de las salas, y posar en un photocall interactivo diseñado especialmente para la ocasión.
La experiencia se completa con la posibilidad de acceder a la Tienda Prado, donde adquirir publicaciones y recuerdos exclusivos, y al Café Prado, ubicado en la terraza de los Jerónimos, que abre sus puertas durante estas veladas especiales.
Antonio Muñoz Degrain: el pintor que convirtió la imaginación en paisaje
En la historia del arte español del siglo XIX hay nombres que han ocupado el centro del escenario —Fortuny, Madrazo, Rosales— y otros que, pese a su talento indiscutible, permanecieron en un discreto segundo plano. Entre estos últimos figura Antonio Muñoz Degrain (1840–1924), un creador inclasificable que el Museo del Prado recupera este año con una exposición monográfica en la sala 60 del edificio Villanueva.
Nacido en Valencia y formado en un ambiente académico, Muñoz Degrain desarrolló pronto una mirada singular que se resistía a los corsés estilísticos. Su obra oscila entre la fidelidad al paisaje real y la libertad de una imaginación desbordante, lo que lo convierte en un pintor difícil de encasillar en las corrientes de su tiempo.
El color como lenguaje
Si algo define su pintura es el uso atrevido y vibrante del color. Frente a la sobriedad de otros contemporáneos, Muñoz Degrain se acercó al paisaje con una paleta rica en matices que otorgaba a sus lienzos un carácter casi visionario. En sus cuadros, la naturaleza no es un simple escenario: es una atmósfera emocional que envuelve al espectador.
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Su obra maestra, Paisaje del Pardo al disiparse la niebla (1866), restaurada recientemente para esta muestra, ejemplifica esta capacidad para captar lo intangible: la luz cambiante, la humedad suspendida en el aire, la vibración de un instante irrepetible. No es casual que esta pintura le valiera una medalla en la Exposición Nacional de 1866 y que muchos críticos vieran en ella un eco de la pincelada suelta y atmosférica de Velázquez.
Entre Granada y la fantasía
Gran parte de su producción está marcada por la influencia de Granada, ciudad a la que viajó en varias ocasiones y que inspiró obras como Recuerdos de Granada (1881) o Vista de Granada y Sierra Nevada (c. 1915). En estos lienzos, el paisaje real se transforma en un escenario poético, donde la imaginación se mezcla con la topografía, y la realidad se convierte en evocación.
Su pintura muestra afinidades con el simbolismo y con una sensibilidad moderna que, sin embargo, nunca llegó a alinearse plenamente con ninguna vanguardia. Quizá por eso Muñoz Degrain quedó a menudo “al margen” de la historia oficial de la pintura española, eclipsado por otros nombres más adaptados a los gustos de la crítica y el mercado.
La sinceridad en el arte
Uno de los documentos que acompaña la exposición del Prado es especialmente revelador: su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1899, titulado “La sinceridad en el arte”. En él, Muñoz Degrain reivindicaba la autenticidad creadora frente a las modas o las convenciones, defendiendo que el arte debía ser fiel a la emoción interior del artista.
Esa misma sinceridad se percibe en su producción, donde cada cuadro parece una búsqueda personal, ajena a la necesidad de complacer a un público o de encajar en un movimiento artístico concreto.
Recuperar una voz olvidada
El Museo del Prado, consciente de que sus colecciones del siglo XIX son las más extensas y menos conocidas, ha impulsado desde 2009 un programa de pequeñas exposiciones monográficas que recuperan figuras olvidadas. La dedicada a Muñoz Degrain se inscribe en esta línea: devolver a la historia del arte el protagonismo de un pintor que supo hacer del paisaje un territorio de libertad creativa.
Visitar la muestra supone contemplar una serie de lienzos restaurados con esmero y redescubrir a un artista que convirtió la naturaleza en emoción y el color en lenguaje. En una época en la que la pintura buscaba fórmulas para representar lo real, Muñoz Degrain eligió lo intangible: la atmósfera, la memoria, la fantasía.
Datos prácticos “El Prado de noche”
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Fecha: sábado 4 de octubre de 2025
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Horario: de 20:30 a 23:30 h (último acceso a las 23:00 h)
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Entrada: libre y gratuita hasta completar aforo
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Acceso: Puerta de los Jerónimos
En GuadaRed celebramos propuestas como esta, que hacen del Prado un museo vivo y abierto. Una noche gratuita, una exposición única y la oportunidad de redescubrir el arte bajo una nueva luz: un plan imprescindible en Madrid este octubre.
