Artículo de Opinión: Por Roberto Ibeas
El sol del desierto ardía sobre el asfalto mientras una “bala negra” surcaba la carretera como una sombra veloz e imparable. Dentro, Michael mantenía la vista fija en el horizonte, mientras, en el tablero de mandos, una luz roja latía con un ritmo casi humano.
«KITT, te necesito». A muchos de vosotros, solo con esta frase, ya os tengo justo donde quería. Y es que, en el contexto de hoy, debo decir que, para Michael, esas palabras significaban confiar su vida a una inteligencia artificial que no solo pensaba, sino que, a su manera, sentía. Sentía, sí, o al menos eso creíamos… o queríamos creer.
Muchos habréis imaginado ya hacia dónde voy hoy. Jajaja. Sí, de la Tierra a lo digital… en coche. Y es que, en los 80, la inteligencia artificial no existía tal como la conocemos hoy. Pero, de alguna manera, ya soñábamos con ella. KITT era la representación ficticia de una tecnología avanzada, inspirada en la ciencia ficción. Su “inteligencia” era más un concepto futurista que una realidad. La serie imaginaba un coche capaz de razonar, aprender y hasta tener algo parecido a emociones. En su momento, parecía pura fantasía, pero hoy, con los avances tecnológicos, ya no suena tan descabellado, ¿verdad?
Hey Siri, OK Google, Alexa, Hola ChatGPT, Hey Mercedes, Hey BMW, Hey Porsche, Hey Toyota, Hey Lexus, Hey Hyundai, Hey Kia, Hey Genesis, Hey Bixby, Hey Cortana, Hey MyFord, Hey Nomi, Hey Proton, Dacia Talk, Hola Peugeot, Ciao Fiat, Hola MG, Hello Honda, Hey Volkswagen, Hey Fitbit, Hey Garmin, Hey Venu, Xiao AI, Hey Celia, Hey Yandex, Hey Djingo.
KITT, TE NECESITO!!!
La “Fundación para la Ley y el Orden”, creada por Wilton Knight, representaba una organización de justicia que simbolizaba la visión de un futuro donde la tecnología estuviera al servicio del bien. Hoy queremos creer que el uso de la IA es para el bien y, además, cada vez somos más conscientes de que esa realidad ya está aquí. Por mucho que digas que esto no va contigo, acabarás recurriendo a la IA. ¿Te juegas algo?
Y ahora os hablo de mi libro… En el mundo del marketing, al igual que en la “Fundación para la Ley y el Orden”, quienes entienden cómo usar la IA con un propósito claro son los que realmente van a marcar la diferencia. Porque, además de generar vídeos, componer canciones, escribir informes, encender luces y hacer mil cosas más, también se puede influir, anticiparse, sobornar o suplantar. Al final del artículo, te voy a mostrar algunas de las formas en las que la IA puede ser utilizada con malas intenciones. Son unas pocas…
¿Ojalá nunca se use para hacer el mal, verdad? No voy a profundizar en la relación entre la IA y el mal, porque, bueno… mejor no pensar en ello. Y como esta sección tiene un claro enfoque en el marketing, ahora toca profundizar en un concepto que a mí me fascina: la hiperpersonalización.
Bueno, explico qué es la hiperpersonalización para los no marke-tinianos como yo. Se trata de ir más allá de la simple personalización de un nombre en un correo o de una oferta genérica. Es la capacidad de usar datos en tiempo real para entender las necesidades individuales de cada usuario y anticiparse a ellas antes de que las exprese. Lo que en los 80 parecía ciencia ficción, con KITT analizando situaciones al instante, hoy es una realidad que las marcas pueden aprovechar para conectar con sus clientes de forma precisa y efectiva.
“La hiperpersonalización no es solo conocer al cliente, es anticiparse a su deseo antes de que lo exprese y convertir cada interacción en una experiencia única e inolvidable.” 🚀🎯
Hay un episodio memorable en el que KITT se enfrenta a Goliath, un imponente camión con el mismo blindaje molecular e indestructible. La clave del enfrentamiento no fue la fuerza bruta, sino la capacidad de adaptación de KITT. Algo similar ocurre en el marketing actual: las empresas que simplemente imitan estrategias de personalización sin comprenderlas realmente acaban chocando contra un muro.
He trabajado estrategias de personalización en una cadena de gimnasios que querían mejorar la fidelización de sus socios. Aplicamos segmentación avanzada y diseñamos estrategias basadas en la frecuencia de asistencia y los hábitos de cada usuario. No se trataba de ofrecer descuentos al azar, sino de anticiparnos a sus necesidades, como KITT en plena persecución. El resultado fue un 30 % más de interacción con las promociones y un aumento significativo en la retención.

Pero no todo era acción para KITT. Hubo momentos en los que el coche fantástico dudó de su propia existencia. ¿Podía una máquina desear ser humana? En un episodio, KITT atravesó una crisis de identidad y se preguntó si podría enamorarse. Su evolución no solo era tecnológica, sino también emocional.
En marketing sucede algo similar: la inteligencia artificial nos permite personalizar experiencias, pero la clave sigue siendo la emoción humana. Una empresa puede saber qué compra un cliente, pero si no entiende por qué lo hace, pierde la verdadera conexión.
Ahora, la IA puede identificar patrones de comportamiento y anticiparse a las necesidades del consumidor, redefiniendo cómo se establece el diálogo entre marcas y usuarios.
Sin embargo, como en la serie, no todo son avances sin riesgos. KITT también tuvo momentos de vulnerabilidad, como cuando un virus lo dejó completamente inoperante y Michael tuvo que depender solo de su instinto. En la hiperpersonalización actual, estudiamos el mismo dilema: ¿hasta qué punto confiamos en la tecnología sin perder el factor humano? Empresas como Netflix, Starbucks y Sephora han logrado un equilibrio entre datos y emoción, pero la línea de lo ético es cada vez más delgada.
¡KITT, TE NECESITO!
La integración de lo físico con lo digital también está transformando sectores como el retail. Un buen ejemplo son los supermercados inteligentes, donde las aplicaciones móviles guían al cliente dentro de la tienda, sugieren promociones basadas en su historial de compras e incluso recuerdan productos olvidados. Este tipo de experiencias colocan al cliente en el centro de la estrategia, generando valor en cada interacción. Es como si cada usuario tuviera su propio KITT, ayudándolo a moverse por el mundo digital.
El concepto que quiero difundir, “Tierra Digital”, invita a reflexionar sobre este equilibrio entre tecnología y humanidad. En un mundo donde los avances digitales dominan ya nuestras vidas, es fundamental no perder de vista el objetivo último: conectar de manera significativa con las personas. Como mencionaba en el post anterior, “de lo digital a lo humano” es más que un lema; es una filosofía que nos recuerda que la tecnología debe servir como un puente, no como una barrera.
Quienes entienden cómo usar la IA con un propósito claro son los que realmente van a marcar la diferencia.
Cada episodio de El coche fantástico terminaba con una nueva lección, con un enemigo derrotado, pero con la promesa de nuevos desafíos en el horizonte. En marketing ocurre lo mismo: la tecnología avanza, las estrategias evolucionan y el reto sigue siendo el mismo, conectar con las personas de manera auténtica. Se trata de construir relaciones éticas y genuinas, donde lo humano prevalezca sobre lo digital. De esta forma, las marcas no solo captarán la atención de su público, sino también su lealtad.
Porque…
Mira todo lo malo a lo que nos enfrentamos: desinformación y manipulación, deepfakes, bots en redes sociales, suplantación de identidad, clonación de voz, fraudes, phishing avanzado, ciberataques, hackeos, malware inteligente, manipulación económica, publicidad engañosa, violación de privacidad, vigilancia masiva, sesgo algorítmico, discriminación, armas autónomas, ciberataques militares.
Tierra Digital: de lo digital a lo humano. Nos vemos en el siguiente artículo. Por Roberto Ibeas
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