El novillero Adrián Henche inicia una nueva etapa en su carrera con la vista puesta en Perú. Allí permanecerá un mes, con varias fechas ya cerradas, en un viaje que no solo tiene tintes profesionales, sino también personales. Henche busca reivindicarse, dejar claro que sigue en activo, con la misma pasión que el primer día, pero con la madurez que dan los años de lucha.
“No me voy a pasear a Perú, me voy a jugar la vida como siempre lo he hecho”, afirma con contundencia. Lejos de la comodidad, su carrera se ha forjado en el silencio, en la constancia diaria, en el sacrificio que no se ve. “La gente muchas veces se queda con lo que ocurre en la plaza, pero detrás hay mucho que no se cuenta: entrenamientos en soledad, viajes por tu cuenta, noches sin dormir…”. El viaje a Perú no es fruto del azar. Para Henche, esta experiencia internacional es una apuesta estratégica y vital. “Allí hay una afición muy seria, muy entregada. El toreo en Perú se vive con pasión, con respeto. Es una oportunidad para crecer como torero y como persona. Cada tarde fuera de tu país, en plazas nuevas, te curte, te exige, te eleva”.
Pero hay un motivo más de peso detrás de esta gira: Henche necesita sumar festejos para poder cumplir con los requisitos de cara a la alternativa. “Es una de las razones por las que cruzo el charco. Me faltan unos cuantos festejos para poder tomar la alternativa, y Perú me ofrece esa posibilidad. No es solo torear por torear. Es un paso más hacia un objetivo que llevo años soñando”. Adrián Henche sabe lo que es remar contra corriente. No ha contado con grandes casas ni con apoyos influyentes. “A mí nadie me ha empujado hacia arriba. Todo lo que tengo lo he peleado. Y aunque haya días duros, esa es mi mayor fortaleza: saber que lo que consigo es mío, ganado con esfuerzo y con verdad”.
Foto Paloma Aguilar
Ese esfuerzo, sin embargo, no ha apagado la ilusión. Al contrario. “Estoy más motivado que nunca. Esta temporada quiero dar un paso adelante. Quiero que se vea a un torero maduro, entregado, con hambre. Quiero que se note que estoy en un punto de mi vida en el que no me conformo con estar, quiero destacar”. Y es que Henche lo tiene claro: el toreo no es para él una aventura pasajera ni un oficio por probar. Es una forma de vida. “Esto no va de caprichos. Para mí el toro es todo. Me levanto cada día pensando en mejorar, en llegar más preparado, en crecer como torero. Porque cuando me pongo delante de un animal, sé que estoy jugándome algo muy serio”.
En cuanto a su paso por tierras peruanas, no solo espera sumar triunfos, sino también rodaje, experiencia y visibilidad. “Quiero aprovechar cada tarde como si fuera la última. Allí no te puedes guardar nada. El público es muy exigente y también muy agradecido. Si te entregas, te lo reconocen. Yo voy con el alma por delante”. Sobre lo que viene después, Henche no esconde su ambición: “Mi objetivo es hacer una gran temporada también en España. Estoy listo para asumir compromisos serios. Quiero volver a pisar plazas importantes, quiero que se me vea, que se me escuche. No pido favores, solo que me dejen demostrar lo que valgo”.
Con una voz serena pero firme, Adrián lanza un mensaje claro: “Hay toreros que lo tienen todo desde el principio y otros que tenemos que demostrarlo todo cada tarde. Yo soy de los segundos. Pero eso también te da una fuerza especial. Porque cuando logras algo, sabes que lo has ganado tú, con sangre y con corazón”. A las puertas de esta nueva etapa, Henche se muestra ilusionado, convencido y con una madurez que se percibe en cada palabra: “Ya no tengo que demostrar que puedo ser torero. Lo que quiero es que vean que soy torero. Que sigo en pie, con verdad, con alma y con muchas cosas por decir aún en esta profesión”.
Y mientras prepara su capote y su muleta para cruzar el Atlántico, Adrián Henche vuelve a demostrar que el toreo, cuando se vive de verdad, no entiende de modas ni de tiempos, solo de pasión, entrega y verdad.








